Lo cierto es que las sectas, en su sentido más destructivo (naturaleza que rara vez queda patente enseguida para un iniciado) son un buen ejemplo para empezar a comprender por qué triunfan tanto las pseudociencias. Puede que las teorías de conspiración, astrología o parapsicología parezcan mucho más inocentes que el movimiento Heaven’s Gate, cuyo líder se suicidó junto a 39 seguidores en 1997, pero lo cierto es que sus principios y mecanismos de acción son bastante parecidos. Es por ello que, a modo de un esbozo de guía “práctica”, de las que no se encuentran en Wikipedia, pretendo dar algunas pautas para detectar una posible práctica sectaria en base al lenguaje oral o escrito que les caracterice (susceptible de aumentarse o corregirse, por supuesto), a modo de vuelta de tuerca de un artículo sobre gurús de Lulú, versión escrita de una presentación de Luchostein y símil con el mini detector de pseudociencias en AECH.
Estás ante una secta si…
1) Tiene una “sustentación” de carácter espiritual, metafísico o sobrenatural (revelada en mayor o menos grado inicialmente), sin pruebas científicas que avalen tal sustento.
2) Hay una o más personas (generalmente no muchas) en el grupo, a quien/es se rinde un tipo de “adoración” o se reciben “enseñanzas” de dudosa naturaleza (ver punto 1).
3) Implica incurrir en conductas extrañas o aislarse lentamente de personas que no compartan sus creencias y/o posesiones que “ya no son/serán necesarias” (ver punto 9).
4) Remarca el “sentido de pertenencia” al grupo, ya sea forzando a su lealtad mediante promesas de beneficios para evitar su abandono, o ser amenazado ante esa posibilidad.
5) Enfatiza términos como “misión”, “deber”, “voluntad divina” o términos similares que intenten justificar sus actos como un imperativo.
6) Paulatinamente promueve realizar actos discriminadores/racistas/violentos, o que coarten la libertad, amparados en la naturaleza/objetivos del grupo (ver puntos 1 y 5).
7) Insta a atacar/negar críticas recibidas por otros, o bien no admite cuestionamientos propios hacia los postulados generales del grupo.
8) Ofrece varios beneficios iniciales, generalmente gratuitos, que posteriormente se revelan como un primer paso a “beneficios” mayores, que comienzan a ser de pago.
9) Se expresan en términos absolutos, es decir, plantean sus argumentos o beneficios de pertenecer al grupo como un hecho fáctico y totalmente garantizado.
10) Existe alguna “meta” o “beneficio final” al cual sólo se puede acceder mediante ciertos sacrificios, los cuales pueden ser de carácter más o menos peligroso.
Estás ante un líder sectario si…
1) Alega tener algún poder o habilidad sobrenatural, incapaz de demostrar.
2) Se expresa como poseedor/canalizador de un conocimiento desconocido o exclusivo.
3) Busca diferenciarse del resto a través de costumbres/elementos que le den un carácter más “iluminado” o “ejemplar”.
4) Se expresa a través de un lenguaje que mezcla ambigüedades (en cuanto al sustento ideológico) con afirmaciones rígidas (en cuanto a los supuestos beneficios obtenidos).
5) Intenta ofrecer pruebas de la necesidad del grupo, en base a sucesos externos sin correlación alguna (ej. ocurrencia de terremotos o desastres).
6) Busca obtener confianza en tu pertenencia al grupo, en base a la presentación de testimonios anteriores que “avalen” la conveniencia de pertenecer a éste.
7) Justifica la solicitud de dinero en base a la importancia de la naturaleza y objetivos del grupo, como vitales en su consecución y que se plantean como “de bien común”.
8) Basa su discurso en el control de las ideas, conducta, emociones e información en el grupo, en mayor o menos grado por cada aspecto.
9) Tiene una actitud vigilante que vela por la conducta de sus seguidores, sancionando en menor o mayor grado los actos de disidencia.
10) Apela a una idea de “salvación” que sólo podrás obtenerla o conservarla si se mantienes fiel a sus enseñanzas y contribuyes a los objetivos del grupo.
Estos elementos pueden no existir todos juntos, pero brindan una buena pauta a seguir en el momento que uno se plantee formar parte de algún grupo que, naturalmente, nunca se planteará como una secta, sino como una “instancia”, “oportunidad” o “experiencia” que de uno u otro modo contribuirá a mejorar nuestras alicaídas y vacías vidas.
Y si hasta ahora sigues preguntándote qué tan real es la peligrosidad de estas “experiencias”, un par de ejemplos impactantes: la secta Templo del Pueblo culminó con el suicidio de 914 personas tras ingerir cianuro; y el Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos, se saldó con la muerte de alrededor de 1000 personas, en una confusa combinación de suicidios y asesinatos masivos.
Por último, y para graficar qué tan amplio puede convertirse un lavado de cerebro, en un contexto que asimismo no admite disidencias, suceden casos particulares donde al más estilo de 1984 o Un Mundo Feliz, se acondiciona a un enorme número de personas hacia una doctrina, donde sus miembros no sólo son presionados para mantener esta pertenencia, sino que a veces el método es tan eficaz (especialmente al aplicarse desde la infancia) que pronto comienza a adoptarse este nuevo conocimiento a la vida diaria. Ejemplos tan sencillos como extremos, son el régimen nazi y la actual Corea del Norte, donde pueblos completos han tomado el rol de seguidores de crueles líderes, y de paso son una versión altamente eficiente de una secta peligrosa a gran escala. Al extremo de mostrarse muy -¿exageradamente?- afligidos tras la muerte de su déspota líder:
Es de esperar, pues, que si no deseamos repetir estas escenas en nuestras latitudes, se parta por frenar a los crecientes grupúsculos que -hasta ahora- rondan impunes vendiendo su misma apolillada pomada de salvación, paz y amor. A un módico precio.
Para más información sobre esta temática…
– Los 10 cultos o sectas más peligrosas y extrañas
– Red de apoyo a víctimas de sectas
– Índice de Maldad: Líderes de sectas