La posibilidad de elegir en forma libre y voluntaria sobre cualquier aspecto de la vida, es un valor constitutivo y esencial al que toda sociedad moderna debiera aspirar.
Sin embargo, cuando segados por el prejuicio religioso y la intolerancia, el colegio de Psicólogos y la universidad de los Andes se alzan a favor de la ignorancia fomentando las “terapias curativas” de la homosexualidad; sólo queda un camino: la manifestación activa en los medios en contra de estas expresiones, anquilosadas en el prejuicio y el temor a la diferencia.
Es por esta razón que como Asociación Escéptica de Chile, nos sumamos a la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología (OCEP) y a todas las organizaciones que están manifestando su repudio a esta iniciativa, que considera la homosexualidad como una enfermedad que debe ser tratada y curada.
Nosotros observamos que el problema radica en la poca claridad que tienen estos grupos de poder, sobre la diferencia que existe entre sexo y sexualidad, y el fuerte componente ideológico que se esconde tras sus actos.
La sexualidad es parte esencial y constitutiva de los seres humanos y no se reduce al impulso o al deseo sexual de los individuos. El sexo se refiere a la carga genética que determina el sexo biológico que nos clasifica en masculino o femenino, en lo que suele ser la primera distinción que se le hace a una persona, y también es un concepto que refiere al acto sexual.
La sexualidad es un aspecto global que se desarrolla en el individuo involucrando aspectos biológicos, psicológicos, sexuales y emocionales. Tiene que ver con lo que siente una persona al vivir en un cuerpo sexuado; se relaciona con lo que se cree y percibe acerca de ser hombre o mujer y las expectativas asociadas a estas creencias y sentimientos. Involucra además las conductas, interacciones y relaciones que se tienen con los otros, sean del mismo sexo o del sexo opuesto; y con la capacidad de sentir y producir placer sexual.
¿Por qué tenemos que aceptar que un grupo de poder imponga un único modo de ser hombre y mujer de acuerdo a un modelo de mundo centrado en una visión supersticiosa y conservadora?
Estas terapias curativas o reparativas parten del supuesto que la homosexualidad es una patología (enfermedad) que es reversible, por lo que mediante una terapia se podría reconducir la sexualidad de los individuos que se sometan a estas sesiones. En la Universidad de los Andes se han realizado una serie de seminarios sobre esta cuestión y en el año 2004 invitó a Gerard J.M, especialista holandés que dio una cátedra en la que propone la castidad como solución a la homosexualidad. El especialista considera la atracción por el mismo sexo como una enfermedad social.
La homosexualidad como enfermedad fue quitada en 1973 del Manual de Diagnósticos y Estadísticas de los Trastornos Mentales DSM-III, de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría a la que también se sumo la organización mundial de la salud, OMS.
En el año 2000, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría indico que no hay evidencia científica que apoye la eficacia de la terapia reparativa para alterar la condición sexual, por lo que no está incluida como tratamiento y por el contrario representa un riesgo al paciente que, al ser sometido a este tipo de pseudoterapias, aumenta sus niveles de ansiedad, depresión y sentimientos de culpa.
Es extraño que intelectuales de la Universidad Los Andes, no reparen en el hecho que la castidad como represión del impulso sexual sólo genera disfunciones en aquellos simpatizantes de estas prácticas.
Esta corriente de pensamiento ha tenido seguidores en Chile como Marcela Ferrer quien junto, al sacerdote Fernando Chomalí y el médico Marcelo Schnake, dictan charlas en la Universidad Católica sobre este controversial tema en el que obviamente centran sus argumentos en torno a lo nefasto de la homosexualidad, evidenciando un fuerte sesgo religioso, prejuicioso y conservador sobre la materia.
Ante esta situación el día 27 de agosto del presente, la organización chilena de estudiantes de psicología OCEP, convoco a una manifestación para dirigirse al colegio de psicólogos y repudiar la falta de compromiso del colegio de psicólogos, al no pronunciarse sobre el tema; aludiendo que “Los estudiantes de psicología no avalan que una institución que dice representar a la carrera, guarde silencio frente a la violación de derechos humanos sobre la diversidad sexual en el marco del ejercicio de la profesión”.
Siguiendo con nuestra misión de refutar y evidenciar afirmaciones irracionales, la AECH se suma a esta iniciativa de repudio a las terapias curativas de la homosexualidad, por considerarlas falsas y carentes de evidencia científica que sólo subsisten, gracias al apoyo de grupos de poder, al amparo de ideologías políticas y religiosas.
Comunicado oficial de la convocatoria y carta general de repudio a las terapias curativas de la Organización Chilena de Estudiantes de Psicología (OCEP) |