Hace unos días, medios de todo el mundo se hicieron eco de un supuesto hallazgo por parte del Dr. Richard Hoover, un científico de la NASA: el descubrimiento de vida ET en un meteorito. Dada su trascendencia, muchos periodistas la divulgaron como pan caliente, sin tomarse mucho tiempo para contrastar su veracidad. Porque a primera vista parece digna de crédito, además de citar a una publicación especializada, el “Journal of Cosmology”.
La realidad es que, en ciencia existen diversos estándares a cumplir para que una investigación tenga cabida en una publicación de prestigio, como ‘Science’ o ‘Nature’, aunque también entran a jugar otros modelos con menor impacto, donde se cuentan los “Journals”. Pero a diferencia del “Astrophysical Journal” o el “Journal of Medicine”, el “Journal of Cosmology” es visiblemente una publicación sospechosa, partiendo por el aspecto de su sitio web, la ausencia de identificadores en sus artículos (ISBN u homólogos) y de versión impresa. Además, Hoover es un ingeniero cuyos anuncios sobre vida ET en un meteorito se remontan a 1997 y 2007, ocasiones en que la NASA no apoyó sus conclusiones, ya que su metodología no fue precisamente seria. Las características de los meteoritos hallados dejan entrever altas posibilidades de contaminación, así como la prosa del ‘paper’ realiza afirmaciones sobre supuestos procesos biológicos, aún cuando su análisis no reviste evidencias concluyentes.
Por otra parte, hurgando el origen de la publicación, ocurre que el “Journal of Cosmology” lo conforman un puñado de académicos que aceptan abiertamente la hipótesis de la Panspermia, la cual dice que la vida en la Tierra se originó con bacterias provenientes del espacio exterior. Con la consiguiente falta de crítica que ello implica, el trabajo de Hoover se aceptó sin mayores filtros; y es por ello que una revelación de esta magnitud no tuvo cabida en Science, Nature, o en la propia NASA, que nuevamente no apoyó la investigación.
La conclusión final, no es tanto que existan investigaciones pseudocientíficas por ahí, sino que la prensa requiere mayor escepticismo ante afirmaciones extraordinarias, que requieren evidencias extraordinarias -parafraseando a Carl Sagan-. Y también es un llamado a que la prensa rectifique sus errores, ya que si bien varios científicos se apresuraron en desmentir este asunto, esto tuvo poca repercusión en los medios. Ciertamente una buena historia vende, pero la verdad es una venta mucho más digna.
*Artículo original publicado en el Suplemento 7 Días del diario «El Mercurio de Antofagasta» del domingo 13 de marzo de 2011 (p.61)