Doctrina y opiniones
Sr. Director:
Arriesgándose como ovejas alejadas de su pastor, así hoy muchos confunden lo que se les antoja que la Iglesia sea, cual veleta al errático viento de los tiempos modernos, con los valores tradicionales que ella sabe y debe defender. Como pastor atento a las amenazas espirituales que acechan a su rebaño, monseñor Ezzati supo tener a bien el esclarecimiento ante la máxima autoridad doctrinal, el papa Francisco, de las divergentes opiniones expresadas por los sacerdotes Berríos, Aldunate y Puga. Sepa tener a bien, a su vez, el rebaño, las directrices de su pastor.
Atte.
0.- Antecedentes
1.- El comodín liberal
2.- El sesgo editorial
- Hegemonismo doctrinal: Como la Iglesia Católica considera que su doctrina es la única verdad (“ella […] sabe”), los demás están confundidos (“muchos confunden”) y esgrimen meros antojos (“lo que se les antoja”), meros caprichos infundados. Además, esa multitud de muchos se contrapone ante ese titular único de la doctrina correcta, el Papa.
- Proselitismo doctrinal y superioridad ética: La iglesia “[ella …] debe” defender esos valores, que son los propuestos por ella.
- Interdicción moral: El catolicismo es hegemonista moral y estipula al pueblo como un rebaño que necesita de un pastor (“ovejas [alejadas de] su pastor”), convenientemente provisto por la Iglesia. Es ella quien se arroga la potestad de guiar rectamente nuestras conciencias, no vaya a ser que pensemos por nosotros mismos y dejemos de considerar valiosos sus servicios.
- Peligro espiritual: El catolicismo advierte peligros espirituales para quienes se alejan fuera de su doctrina (“Arriesgándose [como ovejas] alejadas [de su pastor]”).
- Tradicionalismo: Ella “sabe” cuáles son los “valores tradicionales” y reconoce en ello un capital moral. Contraria a una moral progresista, lamenta los “tiempos modernos” y desmerece (“errático”) la aspiración progresista (“veleta al […] viento”) del rebaño moderno.
- Paternalismo moral: Considerados como interdictos morales, el pastor está “atento” a las “amenazas espirituales” que, conservando la analogía con el rebaño, nos “acechan”. Evité deliberadamente referir al lobo, por considerar que pudiese haber revelado torpemente la ironía de la frase y evitado su publicación.
- Exaltación de la autoridad: se reconoce bondad en el “pastor atento”, empático ante los acechados, se reconoce la autoridad del cargo cardenalicio (“monseñor”: “mi señor”), se personaliza su autoridad (“Ezzati”), se reconoce su sabiduría (“supo”) y previsión del destino de nuestros espíritus (“tener a bien”), noblemente, a pesar de la adversidad producto del apoyo popular a los sacerdotes liberales.
- Exención de responsabilidad: expuesto al escarnio público por arremeter contra sacerdotes populares, reenfocó su proceder ya no como un golpe de timón doctrinal, pues podría chocar contra su superior, el Papa, jesuita, sino que dio medio paso atrás apelando a su «calidad de pastor», quien «tiene el deber y el derecho de intervenir oportunamente cuando surgen problemas de carácter doctrinal con sacerdotes o fieles que residen en el territorio de la misma arquidiócesis». Él pastorea al rebaño, no define doctrina; no vayamos a cobrarle de más.
- Sometimiento a la jerarquía: como él no define doctrina, sino que le corresponde a su superior jerárquico, le solicita el “esclarecimiento” a quien sí define doctrina, “la máxima autoridad doctrinal, el papa Francisco”, a quien él se somete. He aquí su movida política maestra: recordarle a los “sacerdotes”, jerárquicamente inferiores, quién es el que dicta las reglas y cuáles son esas reglas. Él no habla con los chanchos, sino que con Don Pancho.
Por tradición y estabilidad del poder, los papas evitan, dentro de lo posible, borrar con su codo lo escrito con la pluma del anterior. La doctrina católica es clara respecto de los temas en disputa, aunque no le guste a las facciones liberales interesadas en seguir siendo reconocidas como católicas.
Recíprocamente, un rebaño a quien se le reconoce sabiduría en cuanto acepte la doctrina, será sabio si “tiene a bien” obedecer las “directrices” alegadas por el preocupado pastor.
- Estilo eucarístico: Tras haber padecido años de asistencia regular a misas, hay ciertas estructuras del discurso bastante típicas, de las cuales se usaron dos: (1) el abrir y cerrar la prédica con los puntos contrapuestos: el rebaño errático y antojadizo versus el rebaño afín a las directrices del pastor; y (2) expresión, al cierre, de un deseo como imperativo. Quiéralo o no y sea lo que sea que se haya dicho, mediante este recurso es difícil que un piadoso feligrés practicante quede indiferente. Dicen que algunos directores y editores de medios también asisten a misa.
- “Ricardo Ezzati 1”, La Segunda, pág. 8, 15 de octubre de 2014.
- “La preocupación del cardenal”, La Tercera, 12 de octubre de 2014.
Una (humilde) inspiración:
- “Imposturas intelectuales” (“Sinsentidos de moda: El abuso de la ciencia por parte de los intelectuales posmodernos”), Alan Sokal, 1997, ISBN 1-86197-631-3
- “Más allá de las imposturas intelectuales: Ciencia, filosofía y cultura”, Alan Sokal, 2009, ISBN 9788449323140