Aunque astronómicamente la importancia que tenía la fecha era la ocurrencia del solsticio de verano, mucha gente esperaba la llegada de ese día para ver si tendría lugar alguna de las numerosas catástrofes anunciadas por una gran diversidad de profetas que se hicieron conocidos a través de los medios de comunicación de todo el mundo. La idea más repetida era que el «fin» del calendario maya coincidiría con una serie de cataclismos que se originarían en ciertos eventos astronómicos, los que iban desde una inusitada actividad solar hasta vagas «energías» que afectarían a nuestro planeta debido a alineamientos de cuerpos en el espacio. Por supuesto que nada de esto era cierto. Ni se terminaba el calendario como los mayas lo entendían (pues historiadores y arqueólogos descubrieron bastante evidencia de que los mayas anticipaban eventos mucho más allá de nuestro 21 de diciembre de 2012), ni existía ninguna inscripción maya que anunciara algún cataclismo, ni tampoco ocurría nada especial en el cielo desde el punto de vista astronómico. No había alineamientos (y de haberlos habido no habrían tenido ningún efecto en la Tierra) y tampoco estábamos en el máximo de actividad solar, que se espera recién para el 2013 y que, de todos modos, puede solamente hacer más probables algunos eventos capaces de generar disrupciones menores en sistemas de comunicaciones pero no acabar con la vida en nuestro planeta.
Farid Char, integrante de la Unidad de Astronomía de la Universidad de Antofagasta y de la Asociación Escéptica de Chile (AECH), decidió lanzar un desafío público a quien se sintiera capaz de demostrar con datos científicos que un cataclismo global ocurriría ese día. Quien lo lograra se llevaría un millón de pesos para su casa. Esta apuesta estuvo vigente por más de tres años, y se fue haciendo más popular así como se acercaba la fecha en cuestión. Los últimos días fue ampliamente reportada en varios medios de comunicación, tanto por entrevistas directas a Farid Char, como por menciones en entrevistas hechas a los astrónomos de la Unidad de Astronomía, Christian Nitschelm y Eduardo Unda-Sanzana. La mayor cobertura la tuvo el mismo día 21 en la mañana, en un espacio de 20 minutos en el programa Buenos días a todos.
Para marcar el final de la apuesta la Unidad de Astronomía y AECH organizaron una pequeña celebración en la Casa de la Cultura de Antofagasta el viernes a las 19:00 hrs. Esta actividad se difundió como «El Pisco Sour del Fin del Mundo», pues a quienes concurrieron a la actividad se les invitó a un brindis porque el mundo no se había terminado y, en cambio, se había generado una instancia de conversación con científicos respecto a los muchos mitos que circularon sobre esta fecha. En el marco de la misma actividad el mago Víctor Maya Pan Martín se encargó de explicar cómo la magia existe, pero sólo en la mente de quien presencia los shows mágicos, de manera que no hay que aceptar como realidad el que haya personas que afirmen ser capaces de saber el futuro y hacer predicciones como las que circularon en esta ocasión. Completando el encuentro, y ya que nadie se había ganado el millón de pesos, se abrió la bolsa del dinero, sólo para comprobar que el mago había convertido los billetes en souvenirs astronómicos para regalar a los presentes. Cada persona se llevó una fotografía del centro galáctico, con la leyenda «Yo sobreviví al 21 de diciembre de 2012 (y hasta aprendí un poco de astronomía con los astrónomos de la UA)».
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