La media ni que alza

por | 17 abril, 2012
Gráfico 1: Alzas en la Fruta

Existe una multitud de indicadores económicos que pretenden dar luz sobre qué está pasando tras la complejidad de los fenómenos económicos. Un ciudadano de a pie esperaría que, tras el diseño de tales indicadores, hubiese un sincero esfuerzo profesional, académico y político por conseguir que la información que entregue sea de valor. Un indicador fiable permite tomar decisiones eficaces y eficientes que, finalmente, nos afectan a todos al ser usados para dirigir políticas públicas, presupuestos nacionales, reajustes salariales, planificación productiva, estimaciones de poder adquisitivo, etc.

Hace unas semanas se publicó en Chile el IPC de la Salud, con el que debiéramos poder, si bien no paliar, al menos sopesar el alza de la salud privada en nuestro país. ¿Qué tan fiable es este indicador? Para efectos pedagógicos, les invito a evaluar el siguiente ejemplo:

Ese otro país que NO es Chile

En un hipotético País de las Maravillas, los ciudadanos/clientes consumen sólo dos productos fundamentales: peras y manzanas, costando $2.000 el kilo de peras y $1.000 el de manzanas. Por diversas presiones al alza, cuya conocida dinámica hay ciertos economistas que se esfuerzan en hacernos creer que ignoran, los precios subieron en un 10% las peras y un 4% las manzanas, quedando en $2.200 y $1.040, respectivamente. ¿Cuánto subió la fruta?

Previendo el reclamo de la población y temiendo que se pudiese cuestionar la verdadera causa de tales alzas y, con ello, su legitimidad, el Gobierno se apresuró en publicar «El IPC de la Fruta«, definido en su cálculo como el promedio de los porcentajes de alza, lo que da un 7% [(10%+4%)/2]. De alguna forma, tal indicador simplón debería permitir al contribuyente letrado estimar el alza en salud y permitiría a la numéricamente habilidosa opinión pública el hacer eco del real impacto social de las alzas. ¿Es un indicador fiable?

Tabla 1: Alzas en la Fruta

La señora Juanita necesita comprar 1Kg de peras y 1Kg de manzanas al mes. Antes gastaba $3.000 [$2.000+$1.000] y, ajustada de presupuesto como está, ya se resignaba a tener que pagar $3.210, que era el alza que indicaba el «IPC de la Fruta». Lo que no consideraba es que en realidad tendría que gastar $2.200 + $1.040 = $3.240, lo que le significa un 8% de alza según su patrón de consumo, un 1% más alto que el IPC de la Fruta comunicado por el Gobierno [ver Tabla 1]. ¿Por qué la diferencia? 

¿Qué se promedia?
 
La media de las alzas no es lo mismo que el alza de la media. Al observar la primera, bien se puede pasar por alto un alza mucho mayor de la segunda [ver Gráfico 1]. Para estimar el alza que la sociedad enfrenta por las frutas, se debe ponderar por el nivel absoluto de consumo de cada una de las frutas, por cada persona, ante cada proveedor, considerando tanto la cantidad como el precio; al menos eso sería lo esperable de una autoridad que pretenda ser reconocida como mínimamente competente o como sinceramente preocupada de entregar información fiable a la población, sobre todo si se contase con una Superintendencia de la Fruta que disponga (o pueda disponer) de tal información. Ud. podrá intuir cuál habrá de ser el caso ante un sistema de frutas privatizado con fines de lucro y liberado a un mercado de escasa regulación, cuyas alzas de precio y aumento proporcional de utilidades escandalicen año a año a una población ya anestesiada ante los conflictos de interés.

Dejo como ejercicio al lector el evaluar qué pasaría con el IPC de la Fruta si hubiese una tercera fruta, digamos naranja, que mantuviese un precio constante de $1.000 (alza 0%), con el mismo nivel de consumo. También puede evaluar qué pasa si se consume más de una fruta que de otra. ¿Sube o baja el indicador? ¿Se acentúa el error? ¿Es representativo del costo social real?

Tabla 2: Alza 2012 en Isapres chilenas

Por el momento, la sra. Juanita o bien comerá menos fruta o bien tendrá que saber contentarse con las lechugas provistas por una desfinanciada verdulería estatal. Sería el colmo que versados economistas y políticos con visión de estado cometan en algún país real las mismas casuales imprecisiones con algún indicador sobre alguna necesidad relevante de la sociedad, no sólo incluyendo numerosos proveedores cerrados, sino que más encima calculándolo por sobre el valor real en vez del nominal. Juzge usted [ver Tabla 2]:

Por cierto, Ud. debería sentirse gozosamente aliviado porque esta alza esté un 3,6% por debajo del año anterior (6%) [archivo]. Este «feliz» sesgo será materia de un próximo análisis.

¡Salud!