La Biblia NO es la palabra de Dios

por | 9 febrero, 2012
Biblia adulterada

A principios de enero de 2012 la AECH recibió una invitación de la producción del programa de televisión “Hazte Cargo”, conducido por el pastor evangélico y capellán de La Moneda, Rvdo. Alfred Cooper, para participar en un capítulo del programa que se titularía “La Biblia NO es la palabra de Dios”.

Tras deliberar en el grupo, fui elegido para participar en el programa, y nos presentamos junto con Crystian Sánchez en los estudios el 18 de enero para grabar el programa.

La experiencia de participar en el programa fue muy interesante. Fue mi primera vez en participar en un programa de este tipo, y en especial siendo un invitado “principal”. El programa fue filmado el 18 de enero, y fue estrenado en el canal TNE (99 de VTR en Santiago) el 8 de febrero, y se repetirá o transmitirá en otros días y horarios dependiendo del proveedor de cable.

Este capítulo también está disponible en Vimeo y pueden verlo directamente a continuación:


«La Biblia NO es la Palabra de Dios». Programa Hazte Cargo en Vimeo.

Les invito a revisar este desarrollo argumental:

Entrevista contrarreloj

Cuando confirmamos nuestra participación, investigamos de qué se trataba el programa y cuál era su formato, cosa que fue fácil pues en su página web tienen muchos capítulos anteriores disponibles para revisar. Por lo que vimos, cada invitado tenía del orden de 10 minutos de entrevista para responder y plantear sus ideas, argumentos y opiniones. Es difícil, por no decir imposible, poder condensar o presentar en detalle, con tan poco tiempo, los problemas que tiene la Biblia considerando que un solo punto puede fácilmente generar un debate de horas.

Sin embargo, hice lo posible por condensar lo más posible en ese tiempo y presentar varias ideas o argumentos que son conocidos por los pastores, seminaristas y teólogos, como el reverendo Cooper explícitamente indica en el programa, pero que rara vez llegan a oídos de los creyentes y fieles normales o, de hacerlo, los problemas o contradicciones son siempre “minimizados”, anunciados como “resueltos” o se les baja el perfil como si carecieran de importancia. ¿Acaso la fe de los fieles es tan frágil?.

Lamentablemente, por lo acotado del tiempo, apenas si tuve tiempo de mencionar muchos de esos problemas. Ahora, si Ud. vio el programa, y nunca había escuchado alguna de las cosas que afirmé… ¿Las estoy inventando? ¿Hay alguna evidencia que fundamente lo que dije? O acaso ¿Estoy loco?

Pues no, no estoy loco; todo lo que mencioné ha sido investigado, analizado y discutido los últimos 200 años por los eruditos y especialistas bíblicos, y muchas de las cosas que digo son vox populi y cosas asumidas en forma mayoritaria entre ellos, aún por los miembros más conservadores de esa elite. Pero rara vez esa información escapa de ese círculo, por diversas razones que dejo como tarea a cada uno averiguar.

Entonces, si alguien está interesado en la evidencia o quiere averiguar cuáles son los fundamentos en los que me baso para hacer las afirmaciones que hice, puede revisar a continuación un listado de fuentes, libros y recursos sugeridos que pueden usar para evaluar todo esto por su propia cuenta. Y propongo cero respeto a los autores, a su autoridad o renombre; lean, investiguen y comprueben por Uds. mismos cuál es la evidencia y argumentos que cada uno de ellos propone, y luego saquen sus propias conclusiones.

Minuto 03:10: Los verdaderos cristianos tomarán serpientes y sanarán a los enfermos

Es un hecho “conocido” que los últimos versos del evangelio de Marcos no aparecen en las copias más antiguas de los manuscritos del evangelio. En ellos, el evangelio simplemente termina en el versículo 16:8: “Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.”. Luego, los versículos 9 al 18 tuvieron que ser agregados tardíamente por algún copista y no por el autor del evangelio. Y lo que se afirma en esos versículos es significativo:

“Finalmente se apareció [Jesús] a los once mismos [apóstoles], […] Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura […] Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” (Marcos 17:14-18)

Hoy en día, ningún cristiano que yo conozca se atrevería a tomar una serpiente venenosa o un veneno mortal esperando que no le haga daño… y los cristianos enferman y mueren estadísticamente en la misma proporción que quienes no lo son, y tienen que recurrir a la misma medicina científica para lograr sobrevivir, o de lo contrario, morirían significativamente más, sin importar cuánto sus familiares y amigos creyentes oren por ellos.

Es claro que ese trozo no es “inspirado”, pues no se cumple hoy, habiendo alguien colocado palabras literalmente en boca de “Jesús”… Este sólo hecho basta para poner bajo lupa todo el resto del libro. ¿Son el resto de las palabras ahí escritas de quien dijo decirlas? ¿Cómo sabemos si no son también una manipulación no inspirada?

Más información:

Minuto 03:32: Contracciones entre pasajes del Antiguo Testamento – Teoría documental

Acá, por tiempo, no alcancé a mencionar más detalles ni mencionar las fuentes E, J, P, D y el editor, que el segundo invitado, el teólogo y pastor Jonathan Muñoz correctamente mencionó en el minuto 14:38. Ahora ¿hay muchas dudas? Posiblemente. Se argumentó que “todavía no se encontró ningún documento donde los documentos estén separados”.

Bueno, como contraejemplo cabe hacer notar que tampoco se ha encontrado todavía ningún documento del evangelio “Q”, y sin embargo los eruditos del Nuevo Testamento están seguros de que tiene que haber un documento o fuente original común, en este caso, para los evangelios de Mateo y Lucas. Y sin embargo a partir del propio contenido de los evangelios, se puede deducir la existencia de tal fuente común (Q), cosa aceptada por la mayoría de los eruditos hoy en día en ausencia de un manuscrito o evidencia física del tal evangelio Q.

De la misma manera, tampoco hay efectivamente copias que muestren el A.T. separado en sus fuentes. Sin embargo utilizando los mismos criterios lingüísticos y de crítica textual, es posible deducir la existencia de esas fuentes E, J, P, etc.

Explicar qué son esas fuentes en detalle y por qué se sabe que son reales escapa a unas pocas líneas, pero hay un libro que lo explica en forma magistral y que va detalladamente, paso a paso, cual novela de detectives, explicando la evidencia que lleva a demostrar que esta “Teoría” explica satisfactoriamente la cantidad enorme de incongruencias y contradicciones en el Pentateuco (los primeros 5 libros de la Biblia), y lo recomiendo como un “must-read” si se quiere entender el más probable verdadero origen del A.T:

Más información:

Minuto 04:55: La razón y la verdad basada en la evidencia

En pocas palabras, me baso en lo que en forma mucho más extensa y detallada explica Michael Shermer en el documento “A Skeptical Manifesto” (Traducción de Google).

Minuto 06:20: Los cuatro relatos de la resurrección

Es un hecho que por lo general las personas que leen la Biblia lo hacen leyendo un versículo aquí y otro por allá. Pero, si lo hicieran intentando calzar todos los detalles, el desastre es inevitable. Éste es el caso de los relatos de la resurrección, de manera que si se intenta deducir un relato único donde todo lo que dice cada evangelista no contradiga o se oponga a lo que dice el resto, es simplemente imposible.

Más información:

Minuto 06:38: Tomás, resurrección y apariciones

Lo que explico respecto del problema de “Galilea v/s Jerusalen” es algo que durante 2010 maduré, y llevé a su conclusión lógica, que finalmente plasmé en un artículo de mi blog personal “Desafío a la Inerrancia Bíblica”. Con inerrancia me refiero a la doctrina que dice que la “palabra de Dios” es perfecta y carece de todo error (ejemplos reales de esta postura).

Sin embargo, siempre le daba vueltas al hecho de que esta contradicción tan flagrante, y curiosamente a la vista de todos, pero sin ser vista, podía tener alguna solución, tal vez obvia, pero que yo era incapaz de ver. Con esa duda contacté en forma privada a un erudito norteamericano, profesor de estudios religiosos de la Universidad de Iowa, autor de varios libros y con Ph.D en Biblia hebrea de la Universidad de Harvard y M.T.S (Master of Theological Studies) del Harvard Divinity School. Este erudito amablemente me respondió: este problema es la contradicción número 8 de “Fragmentos” de Reimarus, ¡Publicado en 1774! Y lo más sorprendente de su respuesta: No, hasta el día de hoy nadie, ningún erudito, apologista o experto ha sido capaz de dar una respuesta que solucione esa contradicción, más de 230 años después.

Más información:

Minuto 08:30: Las cartas deuteropaulinas

De las 13 cartas de Pablo en el N.T. hay 6 que los eruditos bíblicos consideran falsificaciones: 2da. de Tesalonisences, Colosenses, Efesios, 1ra. Timoteo, 2da. Timoteo y Tito. En ellas alguien se hizo pasar por el apóstol Pablo para imponer ideas diferentes a las de Pablo aprovechando su prestigio y, de pronto, pasó a ser “palabra inspirada”. Esta idea no es antojadiza, sino que hay gran cantidad de evidencia que respalda este hecho.

Más información:

Minuto 10:00: Trilema de Lewis

¿Jesús fue un lunático, un mentiroso o Dios? Se puede decir “ninguna de las anteriores” porque ¿y si fue, en realidad, un predicador judío convencido de las profecías mesiánicas apocalípticas que prometía la pronta llegada del Reino de Dios durante la vida de quienes le escuchaban y estaba honestamente convencido de ello? Con ello no estaba loco, pues usaba las escrituras como cualquier pastor hoy lo hace al interpretarlas; no mentía, pues estaba honestamente convencido de ello; y si hubiera sido Dios, hubiera tenido razón, pero el Reino no llegó cuando él lo profetizo, convirtiéndose así, curiosamente, en el primer profeta cristiano en fallar una profecía apocalíptica, y por lo tanto, no es Dios, sino que solamente alguien honesta, pero profundamente, equivocado.

A partir de ello, es posible explicar esto con la teoría de la disonancia cognitiva de Leon Festinger: los cristianos inventaron racionalizaciones para intentar explicar este insufrible fracaso en la cruz (que es claramente inesperado en la mente de ellos como lo atestiguan sus propios escritos… ¿Un mesías muerto?) y, en el camino, se fue creando un Jesús cada vez más mítico, más endiosado, y finalmente del todo divino, que es el que leemos hoy en los evangelios que se escribieron decenas de años después de la muerte de Jesús, cuando este proceso de llevar el “Jesús histórico” ya se había completado hasta dejar por escrito un “Jesús divino”, que es el que leemos en las “escrituras”.

Más información:

Conclusión

Sin duda, 10 minutos no son tiempo suficiente para solucionar una discusión que lleva, literalmente, milenios. Espero haber aportado un grano de arena en la difusión de un conocimiento que es vedado a muchos creyentes en la práctica en forma sistemática. Espero también que quienes estén honestamente interesados en seguir las pistas y la bibliografía sugerida puedan sacar provecho de ella.

Si Ud. es un creyente y cree que lo que cree tiene bases sólidas y suficientes, lo invito a tomar alguno de los libros y materiales que indico; léalo, investigue, revise sus argumentos y, entonces, estará preparado para refutar la postura que aquí planteo. El debate racional queda abierto.

Al margen de todo lo ya nombrado, hay dos libros que considero muy interesantes para aprender qué es realmente la Biblia y quién puede (o no puede) haber sido Jesús, los que también recomiendo revisar:

  • Neil Asher Silberman, Israel Finkelstein, “The Bible, Unearthed”, que explica en forma magistral cual es la realidad de la evidencia bíblica del A.T.
  • David Fitzgerald, «Nailed: Ten Christian Myths That Show Jesus Never Existed at All«, un libro cuya conclusion puede ser extrema e incluso puede uno discrepar de ella, pero que en un espacio muy acotado hace un paseo impresionantemente conciso, pero detallado, de la evidencias que hay del Jesús histórico. Sin duda los sorprenderá.