Una invitación de Nolberto Salinas, autor del libro Travesía a Vulcano, la peligrosa aventura del pensamiento me llevo a
La tarde comenzó con buen café en Estación Central, a donde llegue apurado como siempre de la V Región. Últimamente, debido a mis múltiples actividades de fin de año, el tiempo se está convirtiendo en mi enemigo número uno.
Antes de subir a la sala me dedique a mirar un poco la feria para ver qué novedades podría encontrar y grande fue mi sorpresa al ver en el stand de Fernández de Castro la colección Metatemas que encanta a Mundaca uno de mis amigos escépticos.
El único problema es que los buenos libros se venden a precios desorbitantes escapando a la posibilidad del ciudadano medio y la literatura misticósmica llena las amplias estanterías con una nutrida gama de pseudociencias, esoterismo y mundo mágico que golpea visualmente a los lectores, impidiendo que alguna publicación escéptica o de pensamiento crítico tenga el espacio que merece.
En síntesis la fauna esotérica de los libros gana por paliza a cualquier intento disidente que estimule la razón y este en contra de la superchería.
Al llegar a la sala de debate me encontré con el podio, la Vital respectiva y mi nombre escrito en un papel en el extremo derecho de la mesa.
Una cosa que me llamo la atención fue la negativa a comenzar el debate de Jaime Hale, que se excusó aludiendo que quería hablar al final, pues lo había solicitado a los editores del libro. Esta táctica ya es conocida en el mundo los debates, pues la persona que la solicita busca escuchar las posturas de los otros antes de hablar, para dar la impresión en el público, que la última palabra la tiene él y de paso tirar un par de refutaciones a sus detractores que al no tener tiempo para contestar se quedan sin la posibilidad de contra argumentar como es debido.
Sin ser un adivino o pitoniso eso fue exactamente lo que sucedió. Con una verborrea que ya se la quisiera cualquier político, don Jaime hablo hasta por los codos, ocupando un precioso tiempo que se le quitó al debate y dejó al público con las ganas de preguntar y conocer las otras posturas.
Bueno son cosas que ocurren en este tipo de presentaciones y de una u otra manera genera situaciones que para un escéptico no son extrañas. Son tácticas que entregan la experiencia de estos personajes para eludir el debate y no ver enfrentados sus puntos de vista con un disidente escéptico, como yo en representación de la asociación escéptica de Chile.
Después de este pseudo debate pensé que me volverían a llamar del matinal del Canal 13 Bienvenidos, en donde este caballero tiene una sección de misterios y en algunas ocasiones han solicitado mi opinión escéptica a través de cuñas (a los escépticos no nos llevan a un panel de Tv) durante el último mes. Pero, ¿adivine qué? Nadie me ha vuelto a llamar.
¿Será una conspiración o definitivamente le caí mal al tipo?
Bueno escuchen el debate y comenten.
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