Libro: «La religión, ¡vaya timo!»

por | 9 mayo, 2011
«La religión, ¡vaya timo!»

Continuando con nuestra serie de reviews de libros de la colección «¡Vaya timo!«, provistos gentilmente por la Editorial Laetoli, en su iniciativa conjunta con la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, ARP-SAPC, le toca en esta ocasión a Gonzalo Puente Ojea con su título «La religión, ¡vaya timo!«.

En esta obra maestra, el autor da luz sobre el origen engañoso de la religión, jalando la hebra de su madeja teológica hasta dar con sus orígenes animistas y sus posteriores constructos metafísicos y espiritualistas. Aprovechando la valiosísima investigación de los arqueólogos Israel Finkelstein y Silberman sobre la no-historicidad arqueológica de la Biblia, recorre la elaboración fraudulenta de un texto pretendidamente sagrado y, finalmente, evidencia el afán de poder eclesiástico en la forma como se adultera y reinterpreta la arbitraria selección de textos.

Gonzalo Puente Ojea

Capítulo a capítulo, nos devela timo tras timo:

  • El timo antropológico, con el que se declara la existencia del alma en los seres vivos, siendo reducible a la proyección de intencionalidad ante la observación de un comportamiento que reconocemos complejo, como el nuestro.
  • El timo ontológico, con el que se declara la existencia de entidades metafísicas, en base a la utilización semánticamente torcida de la forma sintáctica copulativa del verbo ser; así, demarca lo existente como aquello empírico y natural.
  • El timo espiritualista, que extiende el timo del alma más allá de la muerte, dando paso a las religiones.
  • El timo bíblico, que se dice histórico sobre la tradición de un pueblo, pero siendo contradicho por la evidencia arqueológica, reordenando la sucesión de eventos y desmitificándoles o precisando sus falsas explicaciones históricas.
  • El timo eclesiástico, donde San Pablo tuerce el carácter mesiánico judío de Jesús para envestirlo de metafísica griega y exaltar su carácter divino.

Con una rigurosidad que, reconozco, al comienzo se me hizo ardua de seguir, su profusión de referencias da cuenta de un trabajo minuciosamente investigado, ofreciendo una seriedad coherente con su trayectoria como escritor. «La religión, ¡vaya timo!«, entrega al lector un condensado de primera calidad acerca de los verdaderos fundamentos históricos y antropológicos de esta maraña que sofoca nuestras sociedades.

Ya quedé tentado de leer otras obras suyas y se ganó un sitial de honor en mi humilde biblioteca atea. ¡Hasta la próxima!