Para ganar unas vacaciones en Zapallar insta a sus hijos a efectuar “turismo social”, con trabajos en poblaciones. Reza para que las acusaciones al sacerdote Karadima no sean cierto, ya que lo considera un prócer de la iglesia y que el culpable de todo es el demonio que lo “tentó”, es decir, esto implicaría que los niños abusados fueron instrumento del demonio y que la real víctima fue el pobre sacerdote.
Bueno, esto no sería problema si esta persona no fuera una autoridad de gobierno como lo es Ximena Ossandón Vicepresidenta Ejecutiva de JUNJI (cargo de absoluta confianza de la Presidencia de la República) y seguidora del Opus Dei. Además, entre otras creencias extrañas, cree inocentemente, que por tener 9 hijos y por haber estudiado para ser profesora de enseñanza media y un MBA en la escuela de negocios, todo esto le da la experiencia y conocimiento suficiente para manejar la Junji.
La Sra. Ossandón es una persona que cree en el demonio, que justifica toda la “maldad” del mundo en base a este personaje. Que debido a sus creencias instalo una imagen de la Virgen María en la entrada del edificio de la Junji, pasando por sobre las creencias de sus subalternos, donde podría tener más de un evangélico o un ateo.
Después de leer su entrevista en revista Paula, me pregunto ¿ella contrataría en algún cargo de confianza a un evangélico, que no cree en la Virgen María o a un ateo o a un agnóstico? La respuesta la dejo a los lectores.
Nosotros los votantes ¿elegiríamos como candidato a un seguidor de un grupo fundamentalista? a alguien que llevará, indudablemente, sus creencias religiosas a influir en sus decisiones de estado, incluso que podría recibir instrucciones de su grupo religioso para apoyar tal o cual proyecto de ley. Obligando a todos a aquel que piensa diferentes a vivir bajo ideas contrarias a sus creencias.
Esta idea también podría ser válida para los políticos y/o autoridades que antes de tomar alguna decisión importante, podrían consultar a más de algún tarotista y/o astrólogo.
Que las autoridades sean creyentes o no, no es tan relevante, siempre y cuando esas prácticas las lleven en el plano personal. Lo criticable es cuando quieren imponer veladamente sus creencias a los gobernados o que en las toma de decisiones sean influenciados por personas o grupos ajenos y desconocidos por la ciudadanía.
Los votantes debiéramos tener a mano información respecto a cuales son las creencias de nuestras autoridades, para conocer en base a que criterios toman sus decisiones y/o a quienes representan realmente.
Pienso que hay que estar atento, ya que la Junji y el Ministerio de Educación están en manos de representantes del Opus Dei.