Por Farid Char
Hoy en día, uno de los temas que más fuertemente alimenta el (rentable) quehacer de especialistas en lo paranormal, es una supuesta profecía del Fin del Mundo establecida por la cultura maya, a la que incluso se intenta conectar con conocidos «amigos» del futuro: Nostradamus, I-Ching, Merlín, egipcios, etc. El 21 de diciembre de 2012 (también se cita 22 o 23), demarcaría el fin del calendario maya, y ya circulan muchas advertencias en Internet, libros y TV (¡incluso una película!) acerca de que «ahora sí» le espera algo a la Tierra. 2012 es el año, y su «aval» es una de las culturas más interesantes de la antigüedad. ¿Qué hay de cierto en esto?
La pseudociencia dice…
La cultura maya es una de las más misteriosas de la antigüedad, por sus avanzadísimos conocimientos. Fue este conocimiento el que les permitió formular sus 7 profecías, donde la última predice el fin de la Tierra, pues nos alinearemos con el centro de la galaxia; el Sol recibirá un rayo sincronizador desde el centro galáctico, que cambiará su polarización y generará una gigantesca llamarada radiante. Esta fecha demarca el fin del calendario maya y con ello nuestro apocalipsis final. Esta fecha es el 21 de diciembre de 2012.
La ciencia dice…
La cultura maya (III a.C. al XVI d.C) es tal vez la más estudiadas entre las situadas en el periodo precolombino. Ha despertado el interés de arqueólogos, antropólogos e incluso astrónomos, debido a la multitud de legados dejados a nivel social, cultural y de infraestructura, que en gran medida estuvieron influenciadas por su mitología, asociada a deidades plasmadas en los cuerpos celestes. Fue justamente esta influencia la que destacó a los mayas como ávidos astrónomos observacionales, ya que consideraban sagrado al cielo nocturno. Así, a pesar que no contaban con modernos instrumentos de medición y observación, los mayas fueron capaces de registrar a simple vista y con gran precisión varios fenómenos. Entre otras cosas, determinaron los ciclos de Venus y la Luna, solsticios y equinoccios, eclipses, el movimiento retrógrado de Marte y formular un preciso sistema calendárico. Todo esto acompañado al desarrollo de las matemáticas, de base vigesimal, y que utilizaba el cero, unidad que en el Primer Mundo todavía no era descubierta.
Sobre la astronomía maya
A pesar que mucha gente se ha empeñado en atribuir cualidades sobrehumanas, mágicas y hasta ayudadas por extraterrestres para los logros astronómicos mayas, mi primera aclaración viene a cuenta de que todo lo conseguido por la cultura maya es perfectamente conseguible por el ser humano, y hasta cierto punto, comparable a otras culturas antiguas. Sin embargo, debe considerarse cómo fue posible esto:
1) Se requirieron observaciones de varios meses, únicamente para advertir cambios experimentados por los objetos celestes. Luego más meses y varios años, según lo observado, para determinar patrones cíclicos y repetitivos en el tiempo.
2) Todas las observaciones, al estar limitadas a la observación visual, se restringían a cuerpos celestes visibles a simple vista. Por ello los únicos registros observacionales provienen de la observación del Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, pero no más allá.
3) Los mayas tuvieron mucho tiempo libre, y un equipo completo de sacerdotes (la clase social habilitada para ejercer este rol de «astrónomos» en la sociedad maya) para establecer observaciones y corroborarlas.
4) Si bien los mayas no contaban con instrumentos astronómicos modernos, sí utilizaron instrumentos muy rudimentarios que sirvieron para propósitos de medición (ej. gnomon, tubos de zénit, cruz geométrica, etc.).
Cualquier astrónomo amateur puede dar fe de que sí es posible establecer inferencias sobre sucesos astronómicos, únicamente en base a observación y registro metódico. Si bien hoy contamos con más conocimiento y tecnologías (ej. telescopios) para establecer tales inferencias más rápido, la astronomía sin instrumentos modernos está bien fundamentada, por ejemplo, en esta excelente guía: «Astronomy without a telescope«. También puedes ver los siguientes artículos en mi web: Astronomía de día y Astronomía de noche.
Sobre la medición del tiempo
En vista que los logros astronómicos mayas tienen perfecto asidero en las capacidades humanas, estamos en presencia de una cultura destacada por la constancia y el rigor observacional, pero al igual que muchas otras culturas, otorgaba a la observación celeste un carácter religioso y fuente de augurios (en nuestra jerga, homogeneidad entre astronomía y astrología), asociando ciertos eventos celestes (ej. eclipses) como previsor de guerras, de época de cosecha o necesidad de sacrificios humanos para satisfacer a los dioses. Toda esta mitología actuó de base para uno de los logros más famosos de la cultura maya: su calendario.
El calendario maya tiene la curiosidad de estar formado por dos «cuentas» distintas de días pero que transcurren simultáneas. El Tzolkin, de 260 días y el Haab, de 365 días, además de una Cuenta Larga ininterrumpida, que parte desde el 11 de agosto del año 3114 a.C. Dentro del complejo sistema de cuenta calendárica, los mayas fusionaron el Tzolkin (presumiblemente basado en los ciclos de Venus) con el Haab (que describe un año sidéreo común) en un instrumento llamada Rueda Calendárica, consistente en 3 círculos concéntricos que dan como resultado un total de 18.890 días cíclicos, donde uno de los días de la cuenta Tzolkin coincide con uno de los de la cuenta Haab; asimismo, el ciclo de 18.890 días equivale a 73 ciclos del Tzolkin y 52 ciclos del Haab. El sistema de cómputo ininterrumpido de la Cuenta Larga, que contiene unidades de tiempo más elementales que no profundizaré (tunes, katunes, baktunes, etc.) y tiene base vigesimal, resulta en mediciones ordenadas en una sintaxis X.X.X.X.X (ej. 8.5.16.9.7, equivalente al 14 de julio del 156 d.C., según calendario Gregoriano).
Rueda calendárica (Cuenta Larga)
En vista que los baktunes son la unidad superior de tiempo combinable (144.000 días), la máxima configuración posible por cada ciclo es X.0.0.0.0 (ej. 2.0.0.0.0, 3.0.0.0.0, etc.), donde resulta que 13.0.0.0.0 equivale al catorceavo baktun y, dentro de la mitología maya, el inicio de una nueva creación, nuestra entrada al sexto mundo (hasta ahora estaríamos viviendo el quinto) y el regreso del dios Quetzalcoatl. La fecha que corresponde a 13.0.0.0.0, en este contexto, es el 21 de diciembre de 2012. ¿Pero qué significa esto, exactamente? Simplemente la transición de un ciclo antiguo a uno nuevo, en un marco estrictamente calendárico, tal como para la sociedad contemporánea un 1 de enero es nuestra entrada a un ciclo nuevo que proviene de uno antiguo -31 de diciembre-. Sin embargo, el mero hecho que 21/12/2012 coincida con esta nueva serie de 144.000 días y la mitología asociada, ha sido fuente de disparatadas ideas sobre un apocalipsis. Ahora consideremos 3 puntos importantes en base a investigaciones serias sobre la cultura maya:
Sobre las supuestas profecías mayas
1) Los mayas NUNCA asociaron el 13.0.0.0.0 (21/12/2012) con una catástrofe apocalíptica. Salvo su significancia mitológica y carácter cíclico de la fecha, no existe registro arqueológico alguno que pruebe tal afirmación. Apoyo esto en una declaración especial vertida en el web de FAMSI (Foundation for the Advancement of the Mesoamerican Studies), que incluye 4 excelentes documentos PDF explicando el real significado de los calendarios mayas.
2) Las profecías mayas NO existen, no se registran en códice alguno. Son un invento originado en un programa de TV de 1999, llamado «Los Dueños del Tiempo. Las Siete Profecías Mayas», producido por el arquitecto Fernando Malkún. No sólo antes de este programa no se sabía nada de las supuestas profecías, sino que éstas contradicen la propia concepción del mundo maya recogida por investigaciones serias. Apoyo esto en un excelente análisis crítico que expone la deliberada creación profética por F. Malkún.
3) El sistema de medición del tiempo maya NO finaliza en la sintaxis 13.0.0.0.0. Las unidades más usadas de cómputo fueron el Kin, Uinal, Tun y Baktún (ver figura), pero también existieron otras como el Piktún, que equivale a 20 baktunes (1 piktún= 2.880.000 días/7.890 años) o el kalabtún, que equivale a 20 piktunes (1 kalabtún= 57.600.000 días/157.808 años), de los que se hallaron breves registros, en fechas posteriores a 2012. Por ejemplo, la coronación de Pakal (Rey de Palenque) aparece conectada a un evento que ocurre el año 4.772 d.C., equivalente a la sintaxis 1.0.0.0.0.8 (según recoge el Dr. Mark Van Stone de FAMSI, en A look at the Creation, p.95); de aquí se desprende que 13.0.0.0.0 no es el final del ciclo calendárico completo que reinicie a 1.0.0.0.0, sino sólo el final de un baktún, al cual seguirá 14.0.0.0.0, 15.0.0.0.0 y así sucesivamente hasta 20.0.0.0.0, puesto que la unidad Piktún comprende 20 baktunes.
Los escenarios apocalípticos
A pesar de las fuertes evidencias que confirman tanto la factibilidad de los logros astronómicos mayas, así como inexistencia de profecías o significación apocalíptica de la sintaxis 13.0.0.0.0 (21/12/2012), se han atribuido diversos escenarios catastróficos que podrían suceder . Viendo en segundo plano el trasfondo maya, sólo quiero explicar los más importantes y conocidos:
Apocalipsis 1: «Alineación galáctica»
«Los mayas predijeron que el 21 de diciembre de 2012 el Sol va a recibir un fuerte rayo sincronizador proveniente del centro de la galaxia, que cambiará su polarización y producirá una gigantesca llamarada radiante» * extraído de las supuestas 7 profecías mayas. |
Este escenario predice que la Tierra se alineará con el centro de la galaxia el 21/12/2012, evento que sucede sólo cada 26.000 años y que desencadenará un evento catastrófico. Pues bien: 26.000 años (más precisamente 25.800) es el tiempo que tardan los polos terrestres en describir una circunferencia entera en un movimiento de precesión. El efecto que esto tiene es que cada 2.150 años (1/12 de 25.800) se va desplazando una constelación zodiacal respecto a la eclíptica, hasta que al cabo de 25.800 años se repite el ciclo. Así, lo único que significa la frase «cada 26.000 años la Tierra se alinea con el centro de la galaxia», es que cada esa cantidad de tiempo el Sol vuelve a pasar por Sagitario (donde se ubica el centro galáctico), Trayectoria del Sol por Sagitario entre 2009 y 2014 (click para agrandar)en un mismo periodo específico (en este caso, entre mediados de diciembre y mediados de enero). Pero, dado que la precesión es lenta, tanto en diciembre de 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, etc., el Sol seguirá «alinéandose con el centro de la galaxia», porque seguirá pasando por Sagitario. Y si retrocedemos a antes de 2.150 años, el Sol seguirá «alineándose con el centro de la galaxia» en algún momento, en uno o más meses de retraso respecto a diciembre-enero, según cuánto retrocedamos.
Me tomé el trabajo de elaborar una secuencia de diagramas (figura derecha, click para agrandar) que muestran las posiciones del Sol al 21/12, entre 2009 y 2014 . El primer detalle apreciable es que la posición aparente del Sol el 21/12/2012 no está exactamente «alineada» con el centro galáctico (situado en coordenadas A.R. 17h 45m 40s y DEC -29º 00′ 28» [Época J 2000.0]), sino a unos 6º, y 2012 ni siquiera es el año de menor distancia angular a ese centro, sino que 2021, según la trayectoria descrita. Esto demuestra lo absurdo que resulta buscar alineaciones en base a algo tan insignificante como la distancia angular, que no es más que un juego de perspectiva según la posición del observador. Si omitimos este factor, «alinearnos con la galaxia» sería tan simple como apuntar una línea al centro galáctico, en la fecha que nos de la gana.
Apocalipsis 2: «Llamarada solar»
«Los mayas predijeron que el 21 de diciembre de 2012 el Sol va a recibir un fuerte rayo sincronizador proveniente del centro de la galaxia, que cambiará su polarización y producirá una gigantesca llamarada radiante» * extraído de las supuestas 7 profecías mayas. |
En base a esta predicción, se especula que una anomalía en nuestra estrella la hará expulsar una llamarada gigante hacia la Tierra, tan poderosa como para calcinarnos y/o provocar desastrosos efectos climáticos que amenacen la vida en la Tierra, hipótesis que se ha visto alimentada por el casual retardo del ciclo solar 24. Ha de aclararse un par de cosas: Primero, hablar de una «anomalía» o «enfermedad» en el Sol implica decir que ésta es una estrella totalmente sincronizada e inmutable en el tiempo, y ello no es así. El Sol tiene ciclos de manchas solares que en promedio duran 11 años (ciclo Schwabe), pero ocasionalmente fueron tan cortos como 9 o tan largos como 13,6 (también existen otros ciclos como el Gleissberg [~88 años] o el Hallstatt [~2.300 años]). La predicción de un próximo ciclo solar es compleja y no puede tomarse como una estimación exacta. De hecho, si bien hace unos meses se estimaba el máximo del ciclo 24 para el año 2012, la baja actividad actual ha hecho retrasarla para mayo de 2013.
Los ciclos solares han sufrido irregulares importantes desde que comenzaron a medirse, por lo que el retraso del ciclo 24 (por ejemplo) no es una justificación para sostener que el Sol tenga una «enfermedad» o se vea sometido a una anomalía que le haga eruptar una llamarada monstruosa. Han existido periodos muy extensos de actividad mínima en el Sol, como el Mínimo de Maunder (1645-1715), el Mínimo de Sporer (1420-1570) o el Mínimo de Dalton (1790-1830), que efectivamente coincidieron con épocas de bajas temperaturas en la Tierra (como la «Pequeña Edad de Hielo» durante el Maunder), aunque la relación entre ciclos solares y Tº terrestres no es del todo clara; por otro lado, en los picos de actividad solar siempre hay probabilidad de efectos colaterales en la Tierra, como ocurrió en los máximos de 1989 y 2001, cuando fallaron algunos satélites de comunicaciones y hubo apagones por sobrecargas eléctricas.
Sin embargo, todo esto no asegura que vaya a producirse ni una nueva Edad de Hielo, o fallos en satélites (o algo peor) por una actividad solar intensa del ciclo 24. Y aún si ello ocurriera, seguimos estando ante un fenómeno natural con base científica, y no un caso excepcional basado en una profecía maya (¡baste decir que durante el Maunder y los picos de actividad de 1989/2001 no se acabó el mundo!)
Apocalipsis 3: «Acercamiento/colisión de Nibiru»
«Habrá en el cielo la aparición de un cometa que traerá transformaciones físicas muy bruscas en nuestro planeta. A partir de sus cálculos, los mayas aseguran que existen altas probabilidades de que el cometa choque con la Tierra» * extraído de las supuestas 7 profecías mayas. |
Esta predicción es quizá la más «manoseada» y tergiversada de todas, porque incluso se interlaza con otro asunto pseudocientífico. Aquí los mayas supuestamente profetizan que un cometa se acercará (o colisionará) con la Tierra, acarreando horribles catástrofes para la vida, desde una extinción total a la reversión del campo magnético (aunque en otras versiones se cita esto como un escenario independiente) que nos deje expuestos a radiaciones letales. Veamos: Nibiru es uno de varios nombres que se ha dado a un objeto hipotético llamado Planeta X, un cuerpo que interactúa con el Sistema Solar pero aún no ha sido detectado por la gran distancia que se encuentra. También se le conoce como Marduk (mitología babilónica), Ajenjo (referencias bíblicas) o Barnard I (por denominación astronómica), pero es mejor conocido como Hercólubus, y su popularidad surgió desde 1999, con la aparición del libro «Hercólubus o Planeta Rojo» de V.M. Rabolú (un seguidor del gnóstico y esotérico Samael Aun Weor).
En vista que ya dispongo un artículo desmitificando a Hercólubus, no voy a profundizar en este tema, salvo destacar, en pocas palabras, que este supuesto objeto puede ser una simple malinterpretación de la Estrella de Barnard (Barnard I, V2500 Oph), una estrella enana roja en la constelación de Ofiuco caracterizada por su rápido movimiento aparente anual (10,3»), que la llevará a pasar a 3,8 años luz de la Tierra en 8.000 años, y convertirse en la estrella más cercana al Sistema Solar, superando al sistema Alpha Centauri.
Conclusiones finales
Me compadezco de los mayas. Fueron una cultura extraordinaria, compleja y dueña de un extenso caudal de conocimientos acumulados, pero seguramente ninguno imaginó los alcances y aprovechamientos a costa de su labor, varios siglos después, y su obvia incapacidad de defenderse -desde la tumba- de las malinterpretaciones. El 21 de diciembre de 2012 se vislumbra como la nueva «fecha clave» de la Humanidad, tal como una vez lo fue el 1 de enero de 2000, entre otras. Se la señala como una «Nueva Era«, una «Época de Cambio», grandes catástrofes, la 2º venida de Cristo o simplemente el Apocalipsis. Lo cierto es que sólo basta un análisis objetivo para darse cuenta que esta fecha no tiene nada de especial y que los mayas, lejos de ser profetas, entes sobrenaturales o creadores de un sistema que deliberadamente señala el Final, fueron en realidad astrónomos observacionales realizados, al punto que sus registros perduraron hasta nuestros días.
Para finalizar, un par de anécdotas: el 2006 tuve la oportunidad de viajar a México, específicamente a Chichén Itzá, donde conocí algunos de los principales legados mayas (aquí mi descripción de esa visita). Mientras el guía nos explicaba la historia del Castillo de Kukulcán, una turista le hizo la famosa pregunta sobre 2012. El guía, sin dudarlo, le dio a grandes rasgos las mismas explicaciones que he expresado aquí, tal vez «echando por tierra» las ilusiones a esa turista, pero siendo honesto con lo que objetivamente sabemos sobre esta cultura y sin aprovecharse de la fama de 2012 que bien puede significar… ¡más turistas!. Fue una actitud loable, y resume perfectamente lo que intento transmitir: que los mayas merecen un mejor reconocimiento que ser relegados a la agenda de inescrupulosos charlatanes del apocalipsis. Merecen ser reconocidos como un ejemplo de la constancia y rigurosidad que definen al prestigioso quehacer científico.
La otra, es que hace un tiempo lancé una apuesta en mi blog, ofreciendo $1.000.000 de pesos chilenos (~ USD 1.600), a quien pueda demostrarme científicamente que ocurrirá un apocalipsis el 21-12-2012 profetizado por los mayas! (¿te atreves?).
Farid Char www.austrinus.com
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