Hoy, mientras le echaba un vistazo rápido a los diarios chilenos que hay disponibles en el ciberespacio, me llamó mucho la atención el titular de una noticia que aparecía en La Nación: «Madre que intentó matar a niño: ‘Es el hijo del diablo’«. Inmediatamente me puse a leer la noticia y me pude enterar que una mujer de 27 años había tratado de asesinar a su hijo de un año y seis meses porque, según ella, era el hijo del diablo. La noticia me pareció sorprendente y trágica, pero lo que más me llamó la atención —y lo que me motivo a escribir esta nota— fue que la mujer iba a ser asistida por un psiquiatra.
Lo más probable es que esa mujer tenga trastornadas sus facultades mentales —si es que no miente—, sin embargo, no puedo dejar pasar el hecho de que más de la mitad de los habitantes de mi país podría llegar a considerarla un héroe. En este país hay muchos cristianos y supongo que exterminar al mismísimo hijo del mayor enemigo de su dios debe ser para ellos un acto más que admirable.
Ya sé lo que me diría un cristiano: que no tengo fe —como si eso fuese malo—, que no entiendo cómo actúa Dios —¿alguien entiende?— y que es obvio que esa mujer está delirando. En respuesta, yo le diría que estoy completamente de acuerdo en todo eso, pero le diría, además, que no se olvidara que al final todas las personas que actúan guiadas por una creencia religiosa podrían estar delirando, lo hagan perversa o bondadosamente.