Jorge Sabag (Imagen: La Tercera) |
Por Álvaro Miranda Delgado
Carta enviada al Diputado Jorge Sabag (DC) por sus argumentos para declarar inconstitucional el matrimonio homosexual
Sr. Sabag
He leído con preocupación en La Tercera del día de hoy que Ud. se opone al matrimonio homosexual y desea declararlo inconstitucional mediante modificaciones a nuestra Carta Fundamental. («Diputado Sabag arremete contra matrimonio igualitario: ‘Autoridades no pueden pretender saber más que Dios'»)
Mi temor no es por su opinión respecto de la homosexualidad y los derechos que estas personas puedan tener ante la sociedad, pues entiendo y comprendo que en una democracia como la nuestra, las diversidades de opinión son normales y habituales, por lo que debemos aprender a vivir con ellas en función del respeto y la tolerancia. Mis miedos parten respecto de sus argumentos, los cuales me retrotraen a los peores años de nuestra historia como humanidad y me parecen impresentables respecto de una persona con la investidura que la ciudadanía le ha entregado.
Usted Sr. Sabag ha esgrimido como argumento de apoyo a la inconstitucionalidad del matrimonio homosexual a «Dios» y a la supuesta sabiduría que este ser podría tener, mayor a la nuestra según entiendo, la cual está escrita en la Biblia. De allí Usted afirma que contradecir el libro de Genesis es un error por nuestra parte, ya que según sus palabras «Pero yo me quedo con la Biblia y no con lo que dicen estas importantes autoridades que no pueden pretender saber más que Dios». Al respecto me permito informarle Sr. Sabag que el mismo libro del Genesis que Usted pone como argumento para reglamentar nuestra sociedad respecto de un tema moral afirma o explica también lo siguiente, entre otras cosas:
- Los que no respetan las enseñanzas de «Dios» deben ser asesinados. (Genesis Cap. 6, motivos del diluvio)
- Sí una ciudad o pueblo esta llena de gente mala, pues debe ser destruida (Genesis Cap. 18, Motivos de la destrucción de Sodoma y Gomorra)
- Los hijos se pueden vender (Genesis Cap. 25, Esaú vende su primogénita a Jacob)
- En casos de infertilidad femenina, es lícito que el esposo tenga hijos con la empleada (Genesis Cap. 30, Jacob tiene un hijo con su sierva Bihla debido a que Raquel, su esposa, no podía tenerlos, así nació Dan)
- Las Hijas de Dios no pueden casarse con hombres que no estén circuncidados (Genesis Cap. 34, Respecto de las negociaciones de matrimonio entre una hija de Jacob y el hijo de Hamor)
- Dios asesina a quienes no hacen lo que el manda (Genesis Cap. 38, Jehova le quita la vida a Er y Onán)
- Dios es causante de las hambrunas sin motivo aparente (Genesis Cap. 41, Respecto del sueño del Faraón de 7 vacas gordas y 7 vacas flacas y la interpretación de José de este sueño)
- El castigo al no temer a Dios es la muerte (Genesis Cap. 42, Respecto de la advertencia de José a sus hermanos al estar presos en Egipto acusados de espías)
Como podrá darse cuenta Sr. Sabag, su libro argumentativo presenta serias controversias éticas, morales y sociales respecto de nuestra actual visión de sociedad, más bien parece ser un relato de tiempos ancestrales en donde la humanidad vivía en función de reglas de comportamiento absolutamente contrarias a lo que hoy practicamos. Por ello, en primer lugar, su argumento es pobre y carente de solidez, ya que es muy fácil tomar su misma fuente de «sabiduría divina» y ver que lo que hace 5.000 años era correcto hoy claramente no lo es. De allí que el matrimonio entre un hombre y una mujer hoy tampoco sea mirado de la misma manera que se hacía milenios atrás, de hecho muchos países han legalizado el matrimonio homosexual y no han ardido como Sodoma Gomorra. Sí quiere ser fiel y consistente con su fe y su libro, le invito a que promulgue leyes que permitan hacer todas las cosas que le menciono en las letras anteriores, probablemente no lo hará porque sería ridículo hacerlo, pues entonces no use el libro de Genesis como argumento, porque es un pésimo argumento que ni siquiera Usted es capaz de cumplirlo a cabalidad.
En segundo lugar me da mucho miedo escuchar de un Parlamentario el defender un proyecto de ley en función de su fe y no de argumentos serios y de peso. Usted Sr. Sabag es uno de los 120 chilenos más afortunados que existen, pues tiene una dieta parlamentaria que le permite vivir bastante bien, no tiene jefes y si quiere va a trabajar, su trabajo le permite viajar, conocer, cenar en buenos lugares y hasta tiene fuero de las leyes, sus hijos van a buenos colegios y su sistema de salud es formidable. Dadas estas características entiendo que crea fielmente en un Dios, pues claramente para los otros 17 millones de chilenos tener esa vida es un verdadero «milagro», pero le recuerdo que en nuestro País existe una separación entre el Estado y la Iglesia, estipulado desde hace ya varias décadas, por lo que su función como Diputado no es ir a defender posturas religiosas, ni hacer cumplir la palabra de su Dios en la Legislación de Chile, sino que legislar en función de las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía en general. Por ello no le voy a pedir que vote a favor del matrimonio homosexual, porque entiendo y acepto que Usted piense distinto, pero sí le voy a exigir que sus argumentos sean de peso y fundados en estudios, cifras, estadísticas y casos, porque Usted Sr. Sabag es un Diputado de la República y lo mínimo que espero yo como ciudadano es que la gente que está allí para decidir por nosotros nuestro futuro sea gente preparada, informada y culta, para minimizar la probabilidad de errar en las decisiones, pero cuando me encuentro que un Diputado usa argumentos fundados en sus propias creencias religiosas para imponer al resto de la sociedad su moral y ética cristiana, incluyendo a quienes no creemos en esa fe, no puedo dejar de sentirme ofendido y preocupado. Ofendido porque se genera una suerte de autoritarismo religioso en un Organismo del Estado que es por ley Laico, como lo es la Cámara de Diputados y preocupado por ver que personas mal preparadas, fanáticas y con evidente carencia de capacidad de defender ideas están al mando de este País y ganando cifras siderales de dinero a costa de mis impuestos.
Sr. Sabag, le exijo que haga bien su trabajo, preparase para los debates, lea, instrúyase, investigue y tome decisiones en función de datos y elementos objetivos y reales y deje su fe en Av. Pedro Montt, a la entrada del Congreso Nacional, cuando salga devuelta a su casa pase a buscarla y practíquela los domingos en misa o cuando desee, pero no en el hemiciclo, porque allí Usted me representa y yo no profeso su fe, sea un buen Diputado de la República de Chile y no un Caballero Cruzado que lucha por Dios, porque lo eligieron para lo primero y para eso le pagan y si no tiene argumentos, pues creo se equivoco de profesión.
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