Por Cristhián Carvajal Mery
En 1859 Charles Darwin publicó ‘El origen de las especies’. Su publicación tardó más de lo necesario, puesto que el naturalista inglés por un parte deseaba acumular la mayor cantidad de evidencia posible a favor de su teoría, y por otro era consciente de las consecuencias que podría tener su peligrosa idea.
Desde entonces la cantidad de evidencias a favor de la evolución han crecido de forma abismante. Por estos días, la comunidad científica no debate en torno a la veracidad de la evolución y le trata más bien como un hecho, restando muchas cosas que dilucidar, pero que versan acerca de mecanismos y no acerca de otras posibles teorías. Por supuesto, cada cierto tiempo, algún individuo o grupo de individuos tratará de negar lo que la comunidad científica avala respaldándose en vagos e incorrectos argumentos, por lo general sin motivaciones académicas auténticas, sino más bien en elucubraciones inspiradas por la ceguera de la fe, el dogmatismo incuestionable y la sensación de amenaza a estas inmutables ideas. Son los ‘history deniers‘ como les llama Richard Dawkins en ‘The Greatest Show on Earth’, en este caso, son los propulsores de una de las pseudociencias más recientes: el diseño ‘inteligente’.
En 1987 la ‘ciencia de la creación‘ fue prohibida en los colegios de EEUU puesto que violaba el principio de separación entre la Iglesia y el Estado. Se determinó que el creacionismo de científico poco tenía y sólo perseguía fines religiosos. Su nuevo rostro, el diseño inteligente, pretendió demostrar que no tenía relación con ello, declarándose una teoría científica seria en oposición a la evolución.
¿Qué es el diseño inteligente?
El diseño inteligente (ID) implica que varias formas de vida comenzaron abruptamente a través de la acción de un agente inteligente con sus características distintivas intactas – peces con aletas, aves con plumas, picos, alas, etc. (Of pandas and people).
El diseño inteligente no niega por completo la evolución, sino más bien afirma que ciertos aspectos bioquímicos o estructurales de los organismos debido a su complejidad no pudieron ser fruto de ésta, requieriendo por lo tanto la intervención de un ‘diseñador inteligente’ actuando con intención. Esta idea es desarrollada en pleno por Michael Behe en ‘Darwin’s Black Blox’, obra en la cual el bioquímico norteamericano da cuenta de las ‘fallas’ o ‘lagunas’ en la teoría de la evolución.
El error argumentativo
Uno de los grandes problemas que sufre el diseño inteligente (y es muy típico en creacionistas) es el error en el que caen sus defensores al buscar detalles no explicados por una teoría, y creer que por señalar estos vacíos, la teoría es falsa y consecuentemente la suya es verdadera por defecto. Si se quisiera sacar del picture a la teoría de la evolución (o a la teoría que se quisiera) no bastaría con denunciar lo que aún no se ha explicado, sino también sería preciso respaldar estas afirmaciones con publicaciones científicas serias, que no sólo den cuenta de la falsedad de la teoría en cuestionamiento, sino que además demuestren la verosimilitud de la propia. Demás está agregar que, necesariamente, si queremos obtener algo de atención, nuestra idea debiese ser capaz de explicar todo lo que la teoría vigente da cuenta y no sólo de aquel detalle en el que nos hemos fijado.
Michael Behe: Darwin’s Black Box
Utilizaremos a Michael Behe para demostrar como el ID se cae por sí mismo puesto es el más icónico de los exponentes de este movimiento y resume los argumentos que muchos conocen como he podido apreciar en los comentarios.
1. Cascada de la coagulación: Behe señala que la evolución a través de pasos graduales es incapaz de explicar la cascada de la coagulación puesto todos los pasos son necesarios, de manera tal que si faltase alguno de los factores, el sistema no funcionaría de forma imperfecta, sino dejaría de funcionar en su totalidad, como una trampa para ratones, en la cual se hace necesario que todas las partes estén ensambladas para que la función se cumpla. Behe llama a este fenómeno complejidad irreductible. ¿Interesante no? No tanto en realidad.
En 1987 el biólogo evolutivo Russel Doolittle propuso que el sistema de coagulación habría evolucionado por co-opción de genes duplicados. Predijo que en peces deberían faltar piezas esenciales del sistema de coagulación de mamíferos (elementos de la vía intrínseca).
Desde aquel entonces Doolittle se dedicó a analizar esta cascada en diversos organismos. El 2003 había ya sido capaz de establecer que los peces óseos carecen del sistema intrínseco, curiosamente, uno de los descritos en ‘Darwin’s Black Box’. También se encontró esta configuración en Agnatha (peces sin mandíbula).
Posteriormente se analizó el genoma de la lamprea (pez sin mandíbula) y se encontró que carece de los factores IX y V. En humanos, la falta de IX produce Hemofilia B, la falta de V también produce hemofilia, y la de ambos, podrán imaginar.
El argumento de Behe se cae a pedazos después de esto. No sólo el argumento en este caso, sino toda su forma de razonar con respecto a la complejidad irreductible. Otros organismos funcionan perfectamente sin algunos factores que para nosotros son esenciales, es decir, no porque sean esenciales hoy significa que siempre lo fueron.
*Publicación oficial: Step-by-step evolution of vertebrate blood coagulation.
2. Sistema Inmune: Probablemente lo más desinformado que postuló Behe. Existen innumerables publicaciones en el tema, textos llenos de información al respecto. Algo que un bioquímico debió saber, o quizás, como resulta bastante claro, no ha querido ver. ¿Algunos escasos ejemplos?
-Dreyfus, D. H. (1992). «Evidence suggesting an evolutionary relationship between transposable elements and immune system recombination sequences.» Molecular Immunology 29(6): 807-810.
-Ji, X., K. Azumi, et al. (1997). «Ancient origin of the complement lectin pathway revealed by molecular cloning of mannan binding protein-associated serine protease from a urochordate, the Japanese ascidian, Halocynthia roretzi.» PNAS 94(12): 6340-6345.
-Armstrong, P. B. and J. P. Quigley (1999). «alpha2-Macroglobulin: An evolutionarily conserved arm of the innate immune system.» Developmental & Comparative Immunology 23(4-5): 375-390.
3. Flagelo de la bacteria: No podía quedar fuera el ícono de este movimiento. De la misma forma en que argumenta acerca de la cascada de la coagulación, Behe lo hace en favor de este supuesto sistema irreductible. Su tesis es que la complejidad del flagelo de la bacteria hace imposible que, faltando alguna de sus proteínas constitutivas, pudiese funcionar, todo es necesario o esta bacteria no podría movilizarse. De manera tal que la evolución no podría explicar el gradual desarrollo de esta estructura.
Respuesta rápida: observar la estructura de Yersinia pestis (bacteria que produce la peste bubónica). No posee un flagelo propiamente tal, sino una estructura que le permite inyectar toxinas. En ella es posible apreciar muchas de las proteínas que típicamente encontraríamos en un flagelo, careciendo por supuesto, de aquellas que funcionan como ‘motor’. Lo que se debe concluir de esto es: ‘no hace falta que un sistema/estructura tenga la misma función del que ha evolucionado’.
Recomiendo (inglés): Judgment Day — Intelligent Design on Trial: Nova.
Juicio Kitzmiller v/s Dover. En este documental se recrea el alegato entre el lobby del ID y los profesores de ciencias de un colegio norteamericano acerca de la ‘necesidad’ de incluir esta ‘teoría’ en las clases de biología.
Bonus Track: Michael Behe es católico, uno bastante devoto como podrán imaginar. Hace unos días su hijo hizo público su ateísmo (cosas de la vida).
Cristhián Carvajal Mery |