Artículo publicado originalmente en El Soberano (22/02/2016)
¿Es el SIDA es un castigo ejemplar para una conducta sexual incorrecta? Esto opinaba Agnes Gonxha Bojaxhiu (1910─1997), más conocida como “Madre Teresa de Calcuta”, en una entrevista [1]:
«Russ Barber: ─ Hay una epidemia mundial de algo llamado SIDA, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, que es una enfermedad asociada en general a la comunidad homosexual. Algunos líderes religiosos han sugerido que el SIDA es una enfermedad enviada por Dios para castigar un estilo de vida pecaminoso, ¿está de acuerdo?
Madre Teresa: ─ Es la primera vez que oigo de esto. No lo conocía, pero…
RB: ─ Bueno, déjeme reformular la pregunta, entonces. ¿Es concebible que Dios pudiera crear una enfermedad para un estilo de vida?
MT: ─ Sí, Dios podría permitirlo. Dios no lo haría, pero lo dejaría suceder, como las inundaciones en el Antiguo Testamento, realmente. Es para abrir los ojos de la gente y, muy a menudo, con sufrimientos como éste, la gente se da cuenta de que no está bien lo que están haciendo y eso les lleva a pedir perdón a Dios y al prójimo.»
¿Debemos suponer que también aquellos bebés que lo adquieren de su madre al nacer, o aquellos que lo adquieren desde su pareja estable o tras una violación o por una transfusión de sangre contaminada, deben arrepentirse de sus actos y luego incluso pedirle perdón al dios que creó tal enfermedad? Por supuesto, probablemente en el momento de su declaración, la Madre Teresa sólo comprendía esta enfermedad como una exclusiva de homosexuales, pero ¿es ético plantearla como un castigo a la conducta homosexual, o como un castigo para cualquier tipo de conducta? ¿Peor aún, si ésta no se elige voluntariamente? Un dios omnipotente que no impide una enfermedad como el SIDA, difícilmente puede ser considerado benevolente. En lo que a benevolencia respecta, estaría “pecando por omisión”, algo éticamente condenable incluso para estándares humanos, salvo que se conciba una deidad sádica, ante la que el sufrimiento superlativo nos santifica por acercarnos a la Pasión de Cristo, cosa en la que ella sí creía abiertamente en forma compatible con su catolicismo. Así decía:
«─ Hay algo muy bello en ver a los pobres aceptar su suerte, sufrirla como la pasión de Jesucristo. El mundo gana con su sufrimiento.»
─ Conferencia de prensa, 1981.
Citada en “El Hambre”, del periodista, historiador y escritor Martín Caparrós (editorial Anagrama, 2015)
¿Es la única que piensa así?
Como beata de la Iglesia Católica desde 2003 gracias a Juan Pablo II, ella goza con la venia jerárquica para ser venerada públicamente. No es raro que eminentes clérigos, teólogos y autoridades seculares la refieran como ejemplo de fe, moral y bondad.
En Chile, la epidemia del VIH sigue creciendo fuera de control [2]. De 1989 a 2013, los infectados aumentaron en un 786%, aumentando un 72% desde 2004, concentrándose hoy un 45% en el tramo etáreo de los 20─29 años, con un 104% de incremento desde 2004. En menores de 15─19 años, aumentó un 74% y sólo el 50% reporta haber usado condón en su primera relación sexual. La causa es clara: educación. Entrevistado, David Palma, Coordinador de Ciencias y Educación de la Fundación Iguales, dijo que:
«[…] el primer elemento que explica el incremento es la “ineficiente y dispar” educación sexual entregada en los sistemas escolares. “Al no generarse políticas transversales de promoción de sexualidad responsable, especialmente en los colegios, ni discutirse los temas de sexualidad desde la infancia, no se ataca el problema de la falta de una cultura de autocuidado desde las primeras etapas de la adolescencia”.»
La educación era justamente lo que se pretendía abordar mediante las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad (“JOCAS”) [3]. En 1996, el escándalo moral no se hizo esperar en el clero católico conservador post-dictatorial, cuando el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile emitió su declaración “Acerca de la educación sexual” [4], firmada por el entonces cardenal Carlos Oviedo Cavada y cía., incluyendo a un actual involucrado en el caso Karadima. Pareciera ser que no se oponen per se a la entrega de información efectiva (“técnica”) respecto de la sexualidad y, en particular, sobre la prevención del contagio por VIH, sino a que ésta se exponga “deshumanizada”. Pero, aparte de atribuirle gratuitamente a las JOCAS un defecto bastante controvertible, quedan varias dudas respecto de los supuestos implícitos en su declaración: ¿qué entienden por “sexualidad humanizada”? y ¿hasta qué punto lo consiguen sus programas y textos católicos? Dan luces de qué entienden por ello:
«Educar sexualmente es educar una persona, para que pueda expresar su vinculación de amor con el otro sexo y llegar a formar una pareja estable en el matrimonio y prolongarse en una familia sana y equilibrada.»
Es decir, promueven la tradicional postura católica de restringir el sexo a su variante heterosexual dentro del matrimonio y con fines reproductivos. ¿A qué “equilibrio” se refieren?
«Reducir la educación sexual a un momento de pura información técnica, es limitarla al buen o mal uso de los órganos genitales; centrarla en una libertad individualista sin capacidad de compromiso, y en un hedonismo que preside la vida, empobreciendo así la dignidad humana.»
Con ello, le imputan falsamente a las JOCAS el enfoque exclusivo en la “información técnica”, tropezando, además, con el error de categoría de confundir el conocer los procesos físicos y biológicos asociados a la reproducción y sexualidad con la evaluación ética de tales actos, más su discutible expectativa respecto de las consecuencias. ¿Qué dignificación conciben?
«No se puede entregar una materia, que afecta la vida y futuro de las personas, a profesionales que no han sido preparados para un rol educativo».
Si bien es atendible, incluso por motivos meramente pedagógicos, que la “información técnica” en materia de sexualidad sea expuesta en forma más sofisticada que un mero dossier, cabe indagar sobre qué entienden por “profesionales preparados”. ¿En base a qué criterio común discernimos quién está preparado para tal tarea? ¿Se juzga en base a su habilidad pedagógica o en base a la concordancia de lo enseñado con el catecismo católico? ¿Hasta qué punto un sacerdote católico es considerable como idóneo, en circunstancias de que deba permanecer fiel a su magisterio? Aparte, ¿qué ocurre respecto de su propia educación sexual? ¿Qué rol juega la concepción pecaminosa de la sexualidad y su consiguiente represión por la vía de un celibato sublimado religiosamente? ¿Es irrelevante el desdén clerical hacia la mujer?
No deja de resultar por lo menos extraño y descabellado el que personas que voluntariamente dicen privarse de la actividad sexual y de una vida en pareja, pretendan dar lecciones sobre sexualidad humana. Esto, sin siquiera mencionar las lamentables y dañinas perversiones sexuales de tantos clérigos que han sido demostradas en las últimas décadas, más el encubrimiento sistemático por parte de su institución y algunos de sus cercanos.
«Sin su contexto educativo, tal información técnica no puede sino caer en aberraciones que todos lamentamos».
Éste es un clásico temor cristiano. Con esto exponen que, en el fondo, el paradigma que les subyace es el de que el conocimiento sobre cómo pecar ─bajo su concepción de ello─ necesariamente lleva a pecar; por tanto, más les vale prescindir del conocimiento antes que adquirirlo so riesgo de pecar. ¡Bendita les resulta no sólo la ignorancia, sino que exaltada la manipulable ingenuidad! Dejan al libre arbitrio católico presidido por el paternalismo moral de quien teme desvío del canon ante la posibilidad de una decisión informada. ¿A quién beneficia tal situación? ¿En qué pie dejan la posibilidad de ejercer la “recta razón” si no es restricta al contexto de la doctrina?
A la hora de la evidencia, desaprovechando la oportunidad de abordar seriamente el tema, poco se dignan en referirla explícitamente, salvo vaguedades tales como «investigaciones realizadas en Chile, con la más rigurosa metodología» o «es por todos conocido que».
Para fastidio de las pretensiones liberales de ciertas facciones dentro del catolicismo, esta postura no es un mero arrebato del conservadurismo católico, sino que es simplemente parte de la doctrina católica, la cual es conservadora aunque eviten verlo. De algún modo, los liberales católicos mantienen un doblepensamiento al insistir en ajustar su horma ideológica para calzarse un zapato chino conservador del que más les valdría apostatar. Desafortunadamente, tal honestidad intelectual y contabilidad lógica atentaría contra su propia autodenominación de origen, so pena de Infierno. En la indecisión, finalmente, su militancia le resulta funcional a la estructura autoritaria y conservadora de la doctrina con la que creen discrepar. En “La enseñanza de la iglesia católica sobre la educación sexual según familiaris consortio, 37” [5], el maniqueísmo es flagrante:
«Para las organizaciones antivida, enseñar educación sexual significa darle a la juventud una información sexual explícita y desprovista de valores morales, con un lenguaje y una metodología que no respetan la modestia natural de los niños ni la autoridad de sus padres. A esta educación sexual le podemos llamar «educación sexual hedonista«, para distinguirla de una positiva y prudente educación sexual, que los padres, en el momento oportuno, deben darle a sus hijos.
«Para las personas que respetan la vida y la familia, enseñar educación sexual significa formar los valores inherentes a la sexualidad humana, que son la transmisión de la vida y la expresión del amor conyugal y cuyo objetivo es que los jóvenes respeten dichos valores por medio de la virtud de la castidad.»
De ahí, aceptan como sinónimo válido de “educación sexual” a “educación para la castidad”. ¿Respecto de qué sexualidad pretenden educar, entonces? La responsabilidad se la traspasan a los padres:
«los padres deben usar un lenguaje y un modo de comunicación que respete la modestia natural de sus hijos, y que no se convierta en una ocasión más de incitación al pecado, sino que resulte en un correcto aprecio del don de la sexualidad humana y de la castidad. «En este contexto es del todo irrenunciable la educación para la castidad, como virtud que desarrolla la auténtica madurez de la persona y la hace respetar el `significado esponsal’ del cuerpo.»» (“esponsalicio” [6]: la capacidad de expresar el amor)
El pseudo-conflicto “padres” versus “estado” es una falacia de tercero excluido promovido por el conservadurismo pro-abstinencia. Una alternativa es “los padres en conjunto con el estado”. Pero, ¿qué tan capacitados están los padres chilenos para educar sexualmente a sus hijos? ¿Son “profesionales preparados para un rol educativo”, como exige la Conferencia Episcopal? Para variar, en Chile existen pocos estudios al respecto. Para peor, los pocos que hay [7] exponen una realidad miserable: «la mayoría de los padres no sabe nada de estos temas, salvo cómo hacer hijos». Según el estudio realizado en 2006 por la obstetra Loreto Salamanca de la Universidad de Santiago, se observa que:
- Respecto de las enfermedades de transmisión sexual:
- El 41% de los encuestados cree que la masturbación frecuente puede provocar ceguera.
- El 15% piensa que el virus Hanta es una enfermedad de transmisión sexual.
- El 82% cree que los condones protegen de infecciones urinarias.
- El 25% está convencido de que con solo lavarse después del coito, se está protegido del SIDA.
- Respecto del embarazo:
- El 23% cree que una mujer que orina después de tener relaciones sexuales no quedará embarazada.
- El 26% cree que el período menstrual y el ciclo fértil son lo mismo.
- Más del 50% piensa que el periodo fértil de la mujer ocurre solo durante la ovulación.
- Respecto de la comunicación con sus hijos:
- El 45% declaró no hablar regularmente de sexualidad y reproducción con sus hijos.
- Un 39% dijo que los niños no tenían la confianza para hablar con ellos del tema.
- Respecto de la Píldora del Día Después:
- El 72% se plegó a los argumentos de la derecha y afirmó que era abortiva, obviando los estudios que dicen que no lo es.
- El 61% cree que mientras más cerca de la relación sexual se tome, más efectiva es.
- Más del 50% cree que la píldora se puede tomar las veces que uno quiera, sin que esto traiga complicaciones. Esto es falso, ya que el desorden hormonal que provoca la píldora ─una bomba de hormonas─ es tremendo.
- Más del 60% considera a la píldora como un método anticonceptivo que se puede utilizar periódicamente, algo que es totalmente erróneo.
Con un 60% de católicos en nuestro país (y hasta 85% sumando otras denominaciones cristianas), puede intuirse qué es lo que le falta a la prédica dominical, a los programas educativos y a los textos católicos: justamente, la “información técnica” y “evidencia”, la cual, el clero prefiere omitir antes que aceptar el que se instruya sin ajustarse a su moral. Por otra parte, parece que hay otras cosas que les podrían estar sobrando, tales como la teología y la moralina, legados vigentes de Juan Pablo II desde su Teología del Cuerpo [8]. Sería interesante cruzar el nivel de ignorancia sobre el tema con el trasfondo religioso de los encuestados. Por su parte, cabe preguntarse: ¿cómo se inclinaría la balanza para los aconfesionales?
Incluso, concediéndoles el beneficio de la duda, ¿cuál ha sido la eficacia de los programas enfocados exclusivamente en la abstinencia [9] respecto del contagio de VIH y de la prevención del embarazo no planificado? Un estudio posterior ─que no sé si a la Conferencia Episcopal le habría gustado alcanzar a referir─ es el veredicto de lo ocurrido en Estados Unidos:
«Se ha encontrado que el currículo de abstinencia exclusiva contiene información científicamente imprecisa, distorsionando datos sobre tópicos tales como la eficacia del condón, y promoviendo estereotipos de género. Una evaluación independiente del programa federal, varias revisiones sistemáticas, y datos de cohortes de encuestas basadas en población, encuentran poca evidencia de eficacia y evidencia de posible daño.» (traducción libre)
─ “Abstinence and abstinence-only education”
(Ott, MA; Santelli, JS (Oct 2007). Current opinion in obstetrics & gynecology 19 (5): 446–52. doi:10.1097/GCO.0b013e3282efdc0b. PMID 17885460)
Daño que alcanzó, incluso, a revertir al alza las tendencias a la baja que tenían en embarazo adolescente [10], medido tanto en los nacidos vivos como en los abortos. ¿Cómo andamos en el Chile de nuestros amores?
En Chile, el embarazo adolescente es una plaga social [11]. A 2009:
- 30 mil hijos de madres adolescentes nacen cada año (13% de los nacidos y al alza). En 2010 alcanzaban el 15,6% a la baja, tras sobrepasar el 16% de 2006 a 2008 [12].
- Las embarazadas eran expulsadas de los colegios, incluyendo católicos (discriminación, al fin, hoy prohibida).
- El grupo con mayor fertilidad es el de las niñas de entre 12 y 19 años, con una fuerte alza en el grupo de 12 a 15 años.
- La mayoría de las niñas embarazadas se retira de los colegios.
- Generalmente son niñas de escasos recursos, sin protección social.
La plaga tiene su ciclo. Del punto de vista curricular, por recursos, los colegios se limitan al mínimo exigido por el Ministerio de Educación, lo cual es prácticamente nada. Además, las escuelas prefieren evitarse los problemas que se pueden ganar los sostenedores en caso de ser proactivos respecto del tema, ante los reclamos que podrían generar los “ilustrados” padres por lo que le puedan decir a sus hijos. Según se reporta en el mismo artículo:
«Por otra parte, nadie les reclamará por un embarazo, porque eso es responsabilidad de los padres. El círculo vicioso de ese razonamiento sólo perjudica a los niños.
«Pero los niños tienen acceso a internet, a Yingo. El sexo está en todos lados menos en la escuela. “El día antes”, como dice el obispo Goic, es un desastre.
«La verdad es que no quieren invertir en educación sexual. La razón es que en esto predomina, fundamentalmente, la opinión de grupos religiosos ultraconservadores, como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. Ésa es la verdad.”»
Complementando lo dicho por el obispo Goic, al desastre del día antes cabe agregar como agente causal a sus propios colegas, a la institución en la que milita, con su consiguiente influencia política, y a la doctrina que promueven e intentan imponer a toda la sociedad.
Rayando para la suma, la Iglesia promueve la ignorancia sobre la sexualidad humana, oscurantismo que fomenta tanto el truncamiento de los proyectos vitales personales como una preservación de los ciclos de pobreza, miseria, delincuencia y muerte asociados a la fecundidad prematura o no planificada y a las enfermedades de transmisión sexual.
La interpretación teológica que realizó la Madre Teresa puede resultar incómodamente amplia para los conservadores: ¿qué enfermedad podría crear Dios para ese “estilo de vida” de papas, cardenales, obispos, sacerdotes y piadosos políticos influyentes, en el que sabotean sistemáticamente la posibilidad de que nuestra juventud se realice dignamente? Tal vez ella pensaría en alguna que les haga “abrir los ojos”, que mediante un “sufrimiento” tal les haga “darse cuenta de que no está bien lo que están haciendo” y “eso les lleve a pedir perdón a Dios y al prójimo”. En la entrevista, ella conoció al menos una: el SIDA. En nuestro país, miles de adolescentes inocentes ya la padecen. A diferencia de ella, eso sí, no esperamos tortura contra tales macarras de la moral, menos todavía con la expectativa de que pidan perdón. Por dignidad humana, lo que corresponde es exigir que el estado provea una educación sexual laica basada en evidencias, tanto a adolescentes como padres, que garantice que cada persona pueda tomar las decisiones respecto de su sexualidad en forma informada, oportuna, libre y, por tanto, responsable. Lo otro, es estar dando pie para que supersticiosos promuevan sádicamente la prevalencia de una pobreza deshumanizante.
¿Por qué, Señor? ¿Por qué?
Enlaces de interés
- «Abstinence-Only Education and Teen Pregnancy Rates: Why We Need Comprehensive Sex Education in the U.S», Kathrin F. Stanger-Hall and David W. Hall
PLoS One. 2011; 6(10): e24658.
Published online 2011 Oct 14. doi: 10.1371/journal.pone.0024658
PMCID: PMC3194801 - «La Educación Sexual de los Hijos», Luis Riesgo Menguez y Carmen Pablo De Riesgo
- «La educación sexual al desnudo», Revista Creces, Agosto 1991./li>
- «Beata Teresa de Calcuta», Infovaticana, 5 de septiembre de 2013
Referencias
- «Interview with Mother Teresa»
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Alza de 74% en casos de VIH-Sida en adolescentes preocupa a autoridades»
La Tercera, 23 de octubre de 2015
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Fundamentos ─ ¿Qué son las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad, comúnmente llamadas «JOCAS»?»
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Acerca de la educación sexual», Comité Permanente de la Conferencia Episcopal chilena, 10/09/1996, Ref. Cech: 470/96
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «La enseñanza de la iglesia católica sobre la educación sexual según familiaris consortio, 37», ACI Prensa, Escoge la Vida, número de enero-febrero de 1996, pp. 5-6, 8.
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Significado esponsal del cuerpo humano», Audiencia General del 16 de enero de 1980, Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Informe desnuda ignorancia de los padres chilenos en materia sexual: Hijo mío, la masturbación produce ceguera», The Clinic, 26 de julio de 2009.
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Teología del Cuerpo», Wikipedia
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Abstinence-only sex education», Wikipedia
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Following decade-long decline, U.S. teen pregnancy rate increases as both births and abortions rise», Rebecca Wind, Guttmacher Institute, 26 de enero de 2010.
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «La plaga del embarazo adolescente: El Desastre del Día Antes», The Clinic, 04 de julio de 2009.
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015 - «Situación actual del embarazo adolescente en Chile», Ministerio de Salud, Gobierno de Chile, julio 2013.
Última visita: miércoles 16 de diciembre de 2015