Antiguos astronautas: cultos OVNI

por | 28 enero, 2013

Por Omar Ernesto Vega

Durante un siglo, desde la publicación de La Guerra de los Mundos de H.G. Wells, la ciencia ficción ha dominado la cultura popular, impregnándola completamente, hasta el punto que hoy nadie puede desconocer su influencia, pues crecemos con ella y aprendemos desde pequeños sus exóticas ideas. Por eso, ya no se requiere saber de ciencias para escribir historias sobre científicos locos y sus experimentos transhumanistas, de imperios galácticos y de viajes a distantes constelaciones, de encuentros con extraterrestres de piel de serpiente y ojos de insecto, y robots con problemas existenciales, pues ya todo está escrito o filmado, y es de fácil acceso. Ahora basta con recortar y pegar lo que está hecho para crear una nueva historia, como si se tratara de un collage, y por eso las tijeras se convirtieron en las herramientas predilectas de creación literaria en ciencia ficción. Y ahora esta misma técnica se usa para crear nuevas religiones, conocidas en conjunto como los cultos OVNI.

Las religiones OVNI son una consecuencia lógica de una cultura popular llena de historias de fantasía pseudo-científica, y en particular de contactos con alienígenas. Uno de los primeros efectos de la ciencia ficción sobre las masas fue la histeria colectiva de los avistamientos OVNI, que comenzó con fuerza en su forma moderna a mediados del siglo XX, y que dura hasta la actualidad. Si en la antigüedad la gente se encontraba con fantasmas en casas abandonadas y demonios en los bosques, hoy encuentra ovnis en todas partes. De cierta forma, los ovnis se convirtieron en el mito moderno, y como las religiones surgen de mitos era solo cosa de tiempo para que aparecieran cultos de adoradores de lagartos espaciales.

Cuenta una leyenda que la cientología surgió de un desafío en un bar entre dos conocidos escritores de ciencia ficción. El primero fue Robert Heinlein, considerado por muchos como el mejor escritor de ese género en el siglo XX, o al menos de la Edad de Oro. Escribió Asimov, su rival literario, con un tono un tanto envidioso, que a Heinlein jamás se le rechazó un escrito, y que todo el mundo consideraba perfecto su estilo.

Desafiándolo, estaba un buen amigo suyo, un escritor de trayectoria discreta, L. Ron Hubbard, quién escribía historias del oeste y ciencia ficción a un centavo por palabra, y que era conocido entre sus colegas, pero que no destacaba del resto.

Entre 1944 y 1945, Robert Heinlein y L. Ron Hubbard discutieron a menudo sobre religión, hipnosis masiva, y especialmente sobre honorarios de los escritores. En la reunión en el bar Hubbard se quejaba de lo poco que pagaba la industria editorial por la imaginación, cuando dijo “la manera de ganar un millón de dólares era fundando una nueva religión”. La leyenda sigue con Heinlein y Hubbard apostando para ver quien podría comenzar su propia religión más rápidamente, y quién haría más dinero con ella. Se dice que el clásico de “Forastero en Tierra Extraña” sería el intento de Heinlein y, de hecho, aquella novela fue un manual de consulta durante la revolución de las flores, o hipismo.

Por su parte, Hubbard se jactó en aquella ocasión de ser capaz de crear una religión importante por sí mismo. De acuerdo a la versión oficial de la cientología, aquel reto jamás ocurrió, sin embargo entre las notas bibliográficas de Heinlein y su esposa se afirma que realmente pasó. El dinero fue algo importante para Hubbard, como se desprende de los comentarios de sus colegas escritores de ciencia ficción. En una ocasión el escritor Harlan Ellison, inspirador de Terminator y conocida figura en el género, comentó “la cientología es un frade. ¡Hombre, yo estuve allí aquella noche en que L. Ron Hubbard la inventó, por Jesucristo!… Estábamos juntos aquella noche… ¿quién más? Alfred Bester, Cyril Kornbluth y Lester Del Rey, y Ron Hubbard que ganaba un centavo por palabra, como lo hizo por años, dijo: Este engaño debe parar. Tengo que ganar dinero. Quiero ser rico”. Por otra parte, Theodore Sturgeon revelo a Mike Jittlov que en 1940 Hubbard dijo: “¡Malgastamos el tiempo escribiendo ciencia ficción! Si queremos hacer dinero de verdad, debemos iniciar una religión”.

Y Hubbard lo consiguió, fundando la cientología, con lo cual se convirtió en millonario. Aquel es un sistema de enseñanzas, una filosofía laica, cuyo objetivo es el desarrollo humano a través de técnicas psicológicas, en particular la dianética. La Iglesia de la Cientología es famosa por su política de cobrar altas sumas por sus cursos de perfeccionamiento espiritual, orientados a las personas ricas que pueden pagarlos. A los menos afortunados, se les invita a ingresar a la organización cambiando enseñanzas por trabajo gratis, bajo contrato.

Hubbard comenzó la cientología con la dianética, cuyo primer artículo apareció en la revista clásica de ciencia ficción Astounding, en mayo de 1950, con el título “Dianética: la evolución de una ciencia”. De allí derivo en un libro de septiembre de aquel mismo año llamado “Dianética: la ciencia moderna de la salud mental”. En las primeras páginas de ese libro, el autor se presenta como ingeniero, afirmando que está aplicando las técnicas de la ingeniería para la sanación de las enfermedades mentales. El resto contiene los detalles de su terapia.

Desde aquella base, se derivó en la formulación de una religión, cuyas doctrinas fueron establecidas por Hubbard desde 1952 hasta su muerte en 1986.

Según la cienciología, el dictador de la Confederación Galáctica, Xenu, trajo al planeta Tierra a millones de personas en aviones similares a los DC-8. Los desembarcó cerca de volcanes y luego los aniquiló con bombas de hidrógeno para que sus almas se juntaran en grupos y se pegaran a los cuerpos de los vivos. Por eso, la cientología usa como símbolo un volcán en explosión. Este mito ha sido negado repetidamente por la cientología como parte de sus creencias, pero al parecer es la verdad. Incluso la serie de caricaturas South Park hizo un capítulo especial sobre la cientología llamado “Atrapado en el closet” (episodio 12 de la novena temporada) donde cuenta el mito de Xenu, central para la cientología, lo cual no agradó mucho a la jerarquía de aquella iglesia.

Los cultos OVNI no son nuevos, ni tampoco fueron la invención de Hubbard. Estos generalmente predican la creencia en la comunicación y contacto físico con seres extraterrestres, por medio de las abducciones, la telepatía y de proyecciones astrales, donde los extraterrestres salvarán la humanidad del Apocalipsis al modo de los dioses clásicos. Se cree que el primer culto OVNI, ahora en decadencia, data de los años treinta. Se trata del movimiento “Yo Soy”, escindido de la teosofía y fundado por Guy Ballard. Se cuenta que Ballard tuvo un encuentro con el maestro ascendido Saint Germain en una cueva bajo el monte Shasta en California, donde éste le mostró un televisor que recibía transmisiones del planeta Venus.

En la actualidad hay muchos cultos OVNI, de los cuales el más famoso es el raeliano, cuya teología enseña que la vida en la Tierra fue creada científicamente por extraterrestres llamados Elohim. El movimiento raeliano fue fundado en 1974 por Claude Vorilhon, quien en “El Libro que Dice la Verdad” describe como en diciembre de 1973 tuvo una visita de extraterrestres. De acuerdo a Vorilhon, en el cráter de un volcán, de una apartada zona de Francia, un ser extraterrestre salio de su nave para descender suavemente del cielo, y le contó en francés, que había venido con el sólo propósito de hablar con él, para que transmitiera el mensaje al mundo sobre los orígenes humanos y el retorno de los extraterrestres.

El libro afirma que científicos de otro planeta crearon la vida en la Tierra por medio de manipulación de ADN. A estos científicos les llama Elohim o “los que vienen del cielo”, y explica que muchos misterios le fueron revelados a través de reinterpretaciones de los textos bíblicos. Además, Vorilhon afirma que en 1975 fue contactado por un Elohim que le llevo a otro planeta para conocer a Buda, Moisés, Jesús y Mahoma. Como la cientología y otras sectas OVNI, la de Vorilhon es considerada destructiva, y se la encuentra bajo vigilancia en muchos lugares.

En la actualidad hay muchas religiones OVNI, y con la popularidad de programas sobre antiguos astronautas, es de esperar que su número siga creciendo. No es mi intención describirlas todas, pero antes de cerrar este artículo debo detenerme en la más trágica de estas religiones, para ver hasta dónde puede llegar la estupidez humana, y el lavado cerebral de las sectas.

La Puerta del Cielo (Heaven’s Gate) fue una secta OVNI fundada en California a principio de los años 70 por Marshall Applewhite y Bonnie Nettles. Funcionó durante varios años y fue una pionera en los sitios web religiosos, hasta que en 1997 cometieron suicidio en masa, coincidiendo con el paso del cometa Hale-Bopp. Applewhite había convencido a 38 de sus seguidores que al matarse sus almas subirían a un platillo volador que seguía el rastro del cometa para reunirse con amistosos extraterrestres.

Hoy día, las religiones de la Nueva Era siguen predicando teologías extravagantes donde los extraterrestres representan el rol que otrora se dio a los dioses y las jerarquías celestiales. Y pesar de lo infantiles que pueden ser algunas de estas creencias, siempre habrá personas dispuestas a creen en ellas.

Finalmente, para los escritores de ciencia ficción es muy indignante que se roben sus tramas creadas para la entretención, y que se las recicle como religión. Por eso, es injusto culparlos a ellos por quienes transformaron la fantasía en un negocio. Es curioso cómo la ciencia ficción cumplió un ciclo completo desde la especulación científica y la divulgación de la ciencia, hasta la actual propagación de la ignorancia, y también es sorprendente hasta dónde la ciencia ficción influye en nuestras vidas y en nuestras creencias.

Para leer más

 

Sobre el autor

Omar Ernesto Vega es Ingeniero en Computación e Informática, Master of Science in Computational Science, University of Saskatchewan (Canadá). Ensayista, académico y conferencista de Ciencia Ficción. En 1984 apareció su primer artículo en la revista Microbyte, y desde entonces publica reseñas y cuentos de CF, en español e inglés. En los noventa publicó papers sobre visión computacional, y en el 2000 subió sus propios sitios web experimentales.

Desde la década pasada centró sus esfuerzos en la literatura de CF, siendo un impulsor del proyecto de digitalización de novelas de CF chilenas del s. XIX para Memoria Chilena (DIBAM). En 2010 publicó en Amazon su primera novela, «El Secreto de Rings», y en 2011 ganó el IV Premio Internacional de las Editoriales Electrónicas, con su artículo «Cronn: la ciudad espacial de Hugo Correa». En 2012 publicó el ensayo «El futuro imaginado: breve historia de la anticipación» por Ed. Puerto de Escape.

Visite: El Futuro Imaginado