¿Quién no ha escuchado esto antes? Existe una gran conspiración para ocultar la cura del cáncer, cura que ya ha sido descubierta – algunos incluso afirman – hace décadas. Es un meme que lleva bastante tiempo dando vueltas y surge una y otra vez. Superficialmente parece respaldarse en afirmaciones que lucen como profundamente sabias. Cuando alguien las enuncia en alguna reunión social es casi de Perogrullo que encuentre aceptación y respaldo de los presentes. Aun así, aquellas ideas usualmente se caen ante el más pequeño análisis. He aquí 10 razones para dudar de esta teoría:
2. Investigación en cáncer: como el cáncer es una serie de enfermedades muy complejas, existe una ciencia en evolución explorando sus diversas causas y comportamiento. Esta investigación se lleva a cabo en numerosos laboratorios en todo el mundo, y si se llegara a encontrar una respuesta, esta nacería de la colaboración de diferentes laboratorios, centros e institutos, localizados en distintas partes del globo. Aun si un laboratorio hiciese un gran avance, sería tan sólo uno en medio de un mar de información que es pública, de modo que otros investigadores podrían tomar aquello y llegar a similares conclusiones. No podríamos ocultarlo.
3. La caricatura de las ‘grandes farmacéuticas’: las conspiraciones de este tipo especulan que las grandes farmacéuticas quieren mantener sus ganancias con esta enfermedad, y que no les resultaría beneficioso el hallazgo de una cura. El argumento no sólo se cae por el punto anterior, sino que además, hacer las investigaciones que demostrarían que un fármaco cura efectivamente un tipo de cáncer costaría más de 100 millones (USD). Y eso que tan sólo estamos haciendo el caso para un tipo, imaginemos si fuese para todos. ¿Por qué una farmacéutica gastaría esa cantidad de dinero en una droga que no pretende vender, y sólo esconder? Porque las farmacéuticas financian investigación en cáncer. ¿Le dirán a sus investigadores que estudien, pero no tanto?
4. ‘Ellos’ esconden la verdad ¿Quiénes ellos?: cuando alguien señala aquello, normalmente no sabe muy bien a qué ‘ellos’ se refiere. Algunos piensan que la organización o ‘cuerpo médico’ es una suerte de sociedad, una mafia única donde todos se conocen y tienen intereses comunes. No saben que este cuerpo está compuesto por organizaciones profesionales, universidades, revistas científicas, agencias reguladoras, agencias de financiamiento y muchísimos individuos, en todo el mundo. La idea de que todos ellos estén organizados en una conspiración global para ocultar una cura va más allá del absurdo.
5. El argumento del dinero: muchos creen que el dinero explica todo, es suficiente para respaldar la gran conspiración mundial que proponen, pero ¿qué sucede con las organizaciones que no tienen fines de lucro y hacen investigación? ¿qué pasa con los países con una medicina socialista? Esos países reducirían mucho sus costos de salud si se encontrara una cura, y ellos tienen sistemas enfocados en las personas. Reducir costos es un beneficio deseable. El problema aquí es pensar que todos los países son EE.UU, y que sólo existe el capitalismo y las empresas y organizaciones con fines de lucro.
6. Visión simplista de la medicina e investigación: estas teorías conspirativas se basan en una idea muy ingenua de cómo funcionan las cosas. La investigación en Medicina evoluciona constantemente a través de un proceso de destrucción creativa. Las nuevas tecnologías dejan a otras anteriores obsoletas. Los recursos fluyen según las necesidades y contingencias de la época. Solían existir hospitales completos dedicados al tratamiento de los pacientes crónicos con tuberculosis. Después del descubrimiento de los antibióticos su propósito fue reformulado. Los recursos, los investigadores y especialistas cambian en la medida en que son necesitados. Si antes se gastaban muchos recursos en tuberculosis, hoy sucede algo similar con el cáncer. Si el cáncer ya no fuese una prioridad en investigación, se estudiarían otras enfermedades, como ya ha sucedido antes.
7. El descubrimiento que cambiaría al mundo (pero no tan rápido): los conspiracionistas suelen pensar que todo cambiaría de la noche a la mañana de existir una cura. Investigar una droga para cada tipo y estadio de cáncer (de existir una sola cura) tardaría décadas probablemente. No podríamos asumir que los cura todos, aun si curase uno. Están también todos aquellos que por alguna razón no responden a tratamiento. Habría mucho trabajo por realizar, y mucho dinero por invertir.
8. Incentivos para encontrar la cura: los teóricos de conspiración tienden a olvidar el gran incentivo que existe para encontrar una cura. El investigador (o su equipo más bien) ganaría fama, fortuna, el premio Nobel muy probablemente. Es bastante seguro decir que es el sueño de cualquier investigador ser parte de ese equipo que marcará con letras de fuego sus apellidos en la historia de la Medicina para siempre. La institución que los alberga también ganaría fama y prestigio, eso implica más donaciones, mejores postulantes, asegurar futuras patentes. La compañía que encontrara una cura ganaría miles de millones, incluso si las drogas actuales se hiciesen obsoletas. No hay que olvidar la publicidad para la compañía que cure el cáncer: ‘Compañía Farmacéutica X, ¡curamos el cáncer!’ Sería una inagotable fuente de ganancias.
9. Más dinero para todos: los costos en salud están aumentando en todo el mundo. Los médicos, investigadores, hospitales, están generando menores ganancias que hace varios años atrás. Una cura para una enfermedad costosa haría posible que existieran más recursos para otras enfermedades, y para quienes ejercen la medicina.
10. El elemento humano: una cura secreta requiere personas que saben que existe, pero que no pueden decirlo y dejan a personas morir para proteger sus ganancias o las de otros. Puede que exista en el mundo gente así de perversa, pero no debemos olvidar la cantidad de personas de esta calaña que se requieren existan, durante años, décadas, para proteger el secreto. Estas son personas que podrían sufrir cáncer ellos mismos, o sus seres queridos. Difícilmente todo el establecimiento médico esté constituido por aquellos villanos de caricatura capaces de proteger tal magnitud de secreto, a cualquier costo.
Existe un patrón común en las propuestas de solución que pululan en la red para solucionar esta terrible enfermedad. Suelen ser respuestas muy sencillas. Ha ocurrido antes, mucho antes. Linus Pauling (1901 – 1994) ha sido el único hombre en ganar 2 veces un premio Nobel no compartido, y no por ello escapó de hacer aseveraciones muy osadas… y erróneas. Él creyó que la vitamina C en altas dosis podría curar el cáncer, lo cual está bastante lejos de ser posible. Otra respuesta sencilla es la noticia que viralizara hace no mucho (aunque el artículo tuviese años de antigüedad) respecto al DCA (dicloroacetato), con la misma historia conspirativa detrás. Y ocurre ahora con la ‘vitamina’ B17, que en realidad no es una vitamina, y se le conoce más como laetril. Laetril no funciona, no cura el cáncer, es incluso tóxico. Su historia inició con las ideas de un médico-farmacólogo, las que serían continuadas por su hijo, un autoproclamado científico sin grado académico. El NCI (National Cancer Institute) realizó 2 estudios para probar el laetril, y concluyó que no es efectivo. Incluso un conocido actor, Steve McQueen, atrajo mucha atención de los medios cuando viajó a México para tratarse con laetril. Murió al poco tiempo. Incluso la evidencia anecdótica juega en contra de este producto.
Evidentemente, quienes más creen en estas historias las leen y juzgan en base a si les parecen plausibles (es lo que todos hacemos intuitivamente), y no se cuestionan si las afirmaciones que ahí aparecen son correctas, o si hay alguna evidencia que les dé algo de sustento. El dato que recibí (y al cual se debe este artículo) proviene de esta conocida página de descargas. Información tan supuestamente relevante compartida en un sitio así debiese ser el primer indicio de lo poco confiable que puede ser. El formato documental también es un elemento que parece resultar bastante persuasivo, como si entregara más seriedad a lo expuesto. Sin embargo, una vez más, nada nos asegura que se nos está contando la historia correcta. Además, seamos honestos, existe un pequeño conspiracionista en cada uno de nosotros, un individuo que lucha en solitario contra el sistema opresor y abusivo. Es incluso una opción intelectualmente atractiva. El conspiracionista cree ser más inteligente que todos los demás ‘ciegos’ que se tragan lo que los medios oficiales le venden. ‘No le creo a la OMS, ni a la FDA, mucho menos a las farmacéuticas, o a los investigadores, o a los médicos. Todos tienen intereses creados, todos son parte del sucio y vil sistema’. Es el último y verdadero escéptico de todos los grandes poderes. Sucede que cuando aplicamos aquella desconfianza a los políticos o economistas, es posible que estemos en lo correcto, pero ¿qué pasa cuando la aplico a este tipo de historias? ¿Son lo mismo? Con bastante confianza podríamos afirmar que no. En este tipo de relatos terminamos rechazando la visión de verdaderos expertos, personas que han dedicado su vida al entendimiento de un área del conocimiento (insisto, un área muy compleja), y promovemos las desactualizadas visiones de un pseudocientífico de hace 3 décadas que no terminó sus estudios y recibió un grado de ‘Dr. Of Science’ de parte de una institución de estudios bíblicos (que ya no existe) tras exponer una charla de una hora acerca del compuesto que promocionaba como solución a todos los cánceres.
Modificado y expandido de: The Hidden Cancer Cure – Science-Based Medicine