La ciencia está cambiando de forma constante. Esta afirmación, fons et origo de las más usuales y desviadas críticas a la confiabilidad del conocimiento científico, también podría ser aplicada a la forma en que hacemos ciencia, algo que también está cambiando. Tal como la crítica inicial, ésta sería completamente infundada. La ciencia cambia, pero siempre para mejor.
En noviembre pasado NASA llamó la atención de todos los medios anunciando que llevaría a cabo una conferencia de prensa para “
discutir un hallazgo astrobiológico que tendría impacto en la búsqueda de vida extraterrestre”. Las especulaciones no tardarían en comenzar, y en este caso, mientras muchos ponían sus fichas en el descubrimiento de vida en alguna luna de Saturno, la realidad no superó a la ficción. La investigación llevada a cabo por Felisa Wolfe-Simon et al.
1 (
versión online) involucra una bacteria
extremófila de Mono Lake (California) que supuestamente es capaz de incorporar arsénico en su ADN en vez de fósforo. ¿Cómo eso afecta la búsqueda de vida extraterrestre? Cuando buscamos vida en otros planetas, buscamos lo que conocemos funciona aquí en la Tierra: agua y elementos básicos necesarios para que la vida pueda surgir, tal y como la conocemos. Si Wolfe-Simon et al. tienen razón, quizás debiésemos buscar también en otras condiciones.
Por aquel entonces, la investigación, publicada online en
Science al mismo tiempo que la conferencia ocurría, sufrió una ola de críticas, sobretodo metodológicas (contaminación del medio de cultivo con arsénico, por ejemplo), las cuales impedirían llegar a las conclusiones propuestas por el grupo de investigadores de NASA. Entre ellas, una de las más notorias fue la de la microbióloga
Rosie Redfield, quién posteriormente escribiría una
carta formal a
Science con sus descargos. El periodista de ciencias y prolífico escritor, Carl Zimmer, publicaría en
Slate un buen resumen de todos quienes fueron escépticos de los hallazgos y la ciencia detrás de ellos, mencionando lo que Wolfe-Simon opina acerca de las críticas recibidas desde la blogósfera científica: “los artículos que me muestras
no representan la forma correcta de realizar un discurso científico y no vamos a responder de esta manera.“
La
respuesta de Dwayne Brown (vocero de NASA) ante las críticas fue similar a la de Wolfe-Simon, apelando al éxito de la investigación superando la
revisión por pares, e incluso citando la
autoridad de
Science como prestigiosa revista científica. La negativa, tanto de NASA como de sus investigadores, de participar en la discusión que se producía online, sólo aceptando publicaciones científicas como plataformas válidas, me motivaron en aquellos días a redactar un pequeño comentario al respecto. Mi argumento era el siguiente:
“…Sólo podemos discutir lo que ya ha sido visado para publicarse. No sabemos cómo eso ocurrió, y si queremos discutir, lo más probable es que tengamos que pagar por el artículo y nuestro derecho a debatir. Lo que hacen Rosie Redfield,
PZ Myers e innumerables otros, es traer la ciencia a nosotros, divulgación con un ojo crítico, permitiendo que la comunidad sin acceso pueda participar, o que otros con acceso se integren a un debate público, donde todos pueden opinar/observar en libertad. Jamás lograremos que las personas entiendan la importancia de la investigación, ni su belleza y complejidad si únicamente permitimos que los científicos debatan en espacios que tan sólo ellos pueden observar”.
Con respecto a las expresiones de Brown,
David Dobbs notó: “
Brown nos dice que juzguemos declaraciones no por su contenido,
ni siquiera por la reputación, integridad,
y la experiencia de las personas que las producen,
sino por si son generadas desde el lugar adecuado en el edificio adecuado – en los días previos a la Ilustración , la Iglesia de Roma,
en los días post-arsénico de Brown,
la Iglesia de la Revista Revisada por Pares.”
“Para aquellos de nosotros que hemos seguido #arseniclife desde el pasado Día de Acción de Gracias, hoy, sin embargo, resulta ser una suerte de anticlímax. No hay mucho en las cartas a Science que no hayamos leído antes. En el pasado, los científicos podrían haber mantenido sus pensamientos para sí mismos, a la espera de que las revistas científicas decidieran cuándo y cómo podrían debatir los méritos de un estudio. Pero esta vez, empezaron a hablar de inmediato, dando a conocer sus críticas en Internet. De hecho, el verdadero significado de los extraterrestres que no lo eran, será la forma en que ayudó a cambiar la forma en que los científicos hacen ciencia.” (mis énfasis).
En el mismo artículo, Zimmer agrega: “Tanto la NASA como los autores trataron de jugar la carta de los ‘bloggers en sus pijamas’,
pero fue una mano perdedora.
Por un lado, las personas que dialogaban en los blogs y Twitter no estaban en sus pijamas.
Muchos de ellos estaban en delantales de laboratorio.
Ellos eran científicos practicantes que querían un debate abierto.
Por otra parte,
los científicos del arsénico no querían exactamente huir de la atención de los medios.
La autora principal,
Felisa Wolfe–Simon,
dio una conferencia TED de alto perfil en marzo. Tres meses después, ella apareció en un perfil de página completa en la edición de junio de Glamour titulado: Las
Cuatro Reglas de esta Estrella en Ascenso para usted.”
El desprecio altanero de los altos círculos de investigación hacia los blogs/ twitter no es algo nuevo ni debiese sorprender, es parte de un elitismo que no es exclusivo de la ciencia. Sin embargo, todo lo que sucedió desde la publicación online de la investigación produjo respuestas no sólo en la blogósfera, sino también en otras revistas científicas, y finalmente determinó de forma bastante clara lo que la opinión pública acepta con respecto a la investigación de los científicos de NASA. De hecho, científicos comienzan a realizar lo que han llamado
revisión por pares post-publicación, analizando publicaciones a medida que son disponibles online y no dejando todo en manos de los pocos que lo hacen formalmente.
En la edición de esta semana de la versión impresa de Science, la investigación de Wolfe-Simon et al. finalmente debiese hacer su estreno, seis meses después. Si todo fuese como antes, por estos días podríamos leer la famosa publicación (quienes estén suscritos). Sin embargo, hoy, mientras los investigadores de NASA preparan las cepas de su estudio para proveer a la comunidad científica de material para posibles estudios sucesivos y/o reproducciones, nosotros sabemos más, mucho más que antes, cuando todo quedaba dentro de las cuatro paredes donde se lleva a cabo la revisión por pares, y dentro de las cuatro paredes de los laboratorios. Hoy la ciencia es mejor que ayer. ¿Se imaginan qué hubiese sucedido con la investigación de vacunas y autismo de Wakefield en 1998 si hubiese sido revisada post-publicación como la de #arseniclife?
Se suele criticar a la ciencia por su constante cambio, y siempre somos enfáticos en señalar que el conocimiento aumenta, las ideas están abiertas a revisión y evidencia, y ello es más bien una de sus grandes fortaleces, no debilidades. La forma en que se hace ciencia y como ésta llega a nosotros también está cambiando, con más actores involucrados, mejor acceso, y más objetividad. Esta es una nueva forma de cambio, y al igual que la primera, es positiva.
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Wolfe-Simon, F. et al.
Science doi:10.1126/science.1197258 (2010).