Todos hemos visto películas como “El Exorcismo” – entre otras cuyo protagonista es un demonio o el mismísimo Lucifer – y a muchos les intriga el tema. Ojalá sólo se tratara de ficción, pero recordemos que, en teoría, la película “El exorcismo de Emily Rose” es completamente inspirada en hechos reales.
Basado en eso, ¿por qué no sería real el caso de una niña chilena que habla lenguas raras, tiene convulsiones y, lo mejor de todo, hasta levita? Todo indica que está poseída por un demonio super hiper mega poderoso, que es capaz de desafiar las mismísimas leyes de la física.
Suena chistoso, pero no lo es. Los que vieron las noticias el 15 de enero, quizás vieron en Meganoticias y Chilevisión Noticias una nota sobre la “posesión” de una niña en la comuna de El Bosque. A pesar de que dar pantalla a estos casos no es ideal, no hay nada de malo con la publicación a priori. Sólo tiene que tratarse con el enfoque correcto.
A mi modo de ver, la forma en la cual debería tratarse idealmente sería mostrando a la niña, lo que los papás dicen que le pasa, la situación social en la cual viven y lo asustados que se encuentran los miembros de la familia y hasta los vecinos. Esto lo hicieron ambos medios bastante bien. Pero luego, hay que consultar a un siquiatra y también otras autoridades médicas para una avaluación científica, médica y racional de la situación. Y aquí fallan rotundamente ambos.
El argumento de las posesiones sólo se puede validar bajo el marco lógico de las religiones. Bajo el prisma laico y científico, que es la base de nuestra democracia – al menos en teoría – esta situación debe ser abordada desde una perspectiva psiquiátrica y psicológica y jamás desde lo sobrenatural.
El periodista de Chilevisión tuvo al menos la decencia de hablar con un psiquiatra. El de Mega, aparentemente, no vio mayor necesidad en esto último.
Pero eso no quiere decir que Chilevisión haya realizado un buen trabajo. No sólo le dieron poca pantalla al doctor – quien teóricamente debe aterrizar el tema y entregar un análisis médico y científico de la situación – sino que también entrevistaron a uno de los profesionales menos profesionales – valga la redundancia – del mundo de la medicina.
El doctor dice que la niña tiene que ir urgente a examinarse con profesionales (lo que es obvio para cualquier persona con un mínimo de sentido común), pero luego dice que una enfermedad mental no explicaría los síntomas de la niña y, si es posesión, los doctores no podrían ayudarla.
¿Qué nos está diciendo el doctor? Que las posesiones son posibles y, si este es el caso, no hay nada que la medicina pueda hacer para ayudarla. Los papás de la niña probablemente vieron la noticia y, ya convencidos 100% de la posesión de su hija, mejor siguen buscando el mejor “exorcista” posible.
Antes del psiquiatra y con mucho más notoriedad, sale uno de nuestros charlatanes favoritos: el ya mencionado teólogo y demoniólogo Hugo Zepeda. Este personaje, como siempre, da una cátedra sobre cómo entregar argumentos sin fundamento, basados en parámetros inexistentes. Al final, dice que sólo un ministro de la Iglesia puede resolver este problema que tanto aqueja a esta familia.
Conclusión para el creyente que, junto a sus seres queridos, ve el programa: “hay una niña poseída y ojalá nunca me pase a mí. Menos mal que dieron esta noticia, ya que ahora tengo el conocimiento de que, si llega a pasar algo similar en mi familia, ya sé que no tengo que ir al hospital, sino que a la Iglesia más cercana”.
No se considera el hecho de que estamos hablando de una niña probablemente muy enferma, que necesita cuidados, pero los papás no hacen nada de efectivo para ayudarla. En vez de eso, gastan plata y energía buscando “exorcistas” y saliendo de la casa que, según ellos, está cargada de “energías negativas”.
El tema da para más. Muchísimo más. Me encantaría ponerme a refutar, parte por parte, todos los fundamentos por los cuales no hay razón para creer que existe un demonio habitando dentro del cuerpo de la niña. Pero el tema del artículo no sobre la posesión en sí, sino el enfoque con el cual los medios de comunicación han abordado este hecho.
La ayuda efectiva de los medios de comunicación es nula, ya que no le dicen que la niña debe ser tratada por un especialista, sino que se refugie en la religión. Dan más importancia a un charlatán de primera categoría que a un médico. Y el especialista entrevistado es una de las peores elecciones que he visto.
Lo más grave de todo es el tono de la narrativa que, en ningún momento, pone en entredicho la existencia de las posesiones. Se presupone que un ser sobrenatural puede entrar al cuerpo de una persona. Para ser justos, hay que aclarar que no dicen que efectivamente lo invadió en este caso, pero sí dan a entender que la posibilidad es real.
La labor del “Cuarto Poder” es ayudar a la gente cuando las autoridades no dan atención. Estamos para mejorar, no empeorar una situación que ya está fuera de control.
Como escéptico, me siento indignado y, como periodista, no puedo ni expresar mi sentimiento cuando veo trabajos con este nivel de mediocridad e irresponsabilidad. No estamos hablando sobre temas superfluos como “qué comer en la cena de navidad” o “resoluciones de año nuevo”, sino de la vida y el bienestar de una niña… y con eso simplemente no se juega.