Caveat emptor: los peligros de creer sin evidencia

por | 26 junio, 2014
«¡Mis productos y servicios son sobrenaturales!
Pero cobro en terrenal dinero…» 

Regularmente recibimos en Facebook o en nuestro blog, comentarios de alguien que nos critica como asociación por nominar a ciertas personas como charlatanes, a quienes definimos usando la primera definición de la Real Academia Española para la palabra “charlatán”: alguien “que habla mucho y sin sustancia. Es decir, para la AECH es alguien que realiza afirmaciones respecto de sus “poderes y habilidades” extraordinarias en forma pública, independiente de que lucre o cobre por el uso de tales “poderes”, sin haber entregado una demostración empírica de que tales poderes sean reales.

Hay quienes consideran que si alguien quiere creer en ellos, o está seguro de que alguno de ellos es “real”, no deberíamos criticarlos. Dicen que la gente es libre de creer, que son adultos, así que, ¿cuál es el daño?

Pues también resulta que en la AECH hemos sido contactados en varias ocasiones por personas que han sido estafadas por charlatanes, pidiéndonos ayuda; desafortunadamente, no contamos con los medios para ofrecer apoyo judicial concreto en casos como estos, los cuales son usualmente de difícil demostración una vez ocurrido el engaño, por lo que, en compensación, buscamos ser proactivos en la educación preventiva sobre este tipo de “servicios”, aun si son ofrecidos por “profesionales” del rubro.
Así ocurrió hace algunos días: recibimos un mensaje de “Estefan” (cuya identidad reservamos), a consecuencia de su interacción con la lectora de Tarot “Lady Bina”. Decidimos hacer público su testimonio, con el consentimiento expreso de Estefan, pues su narración de los hechos es muy locuaz y reveladora del modus operandi oficiado por esos charlatanes que, además, pasan realmente a caer en la tercera acepción de la palabra: embaucador.
Los nombres y otros detalles fueron editados y cambiados para anonimizar el relato, manteniendo a salvo la identidad de las personas dado que, si bien el relato se ve honesto y sincero, como escépticos tenemos sólo un testimonio, y no hemos ido más allá para comprobar cada detalle de lo relatado (aunque Estefan indica que tiene tales medios de prueba). También hay algunas Notas del Editor [N.d.E] y ajustes al texto indicado entre paréntesis de corchete. Los destacados son nuestros:

Estimados, gracias por su página y por el esfuerzo serio que hacen en educar a las personas y desenmascarar a quienes se aprovechan inescrupulosamente de las necesidades de los demás.

Mi caso es el siguiente: El primero de Junio acudí donde la Sra. “Lady Bina”, quien mantiene un aviso escrito permanente en el suplemento de avisos económicos de El Mercurio. Ella ofrece servicios de lectura de tarot, sanaciones o «limpias», como le llama, y uniones de pareja; todo esto en la comuna de (…), su domicilio.

Yo concurrí donde ella pues me encuentro atravesando un severo cuadro de depresión debido al quiebre con mi pareja, la cual además se encuentra embarazada. Como me sentía desesperado y en una condición psicológica frágil; le conté mi necesidad de recuperarla y la señora Bina, mediante el tarot, me dijo que además [yo] poseía un mal, mal que coincidentemente calzaba con mis síntomas de la depresión. Le creí, la persona se mostraba coherente en su discurso y en las cosas que hacía. Me cobró $10 mil por la tirada [~US$18], y me dijo que el trabajo de sanación o limpia, para librarme del mal, y el trabajo de unión de parejas, para que mi novia retornara, salía $500 mil [~US$900], los cuales debía irle abonando. Un precio exorbitante, no cabe duda, pero ante mi angustiante situación y desesperanza en que me encontraba, decidí pagarle la totalidad en el plazo de una semana, aduciendo ella que necesitaba el dinero para los materiales. Las incongruencias que comenzaban a aparecer, las pasaba por alto casi inconscientemente, creo por la voluntad de creer en su ayuda y mantener una esperanza de recuperar el amor y sacarme el mal, que a todo esto, ella me decía, cobraría una vida de un ser querido cercano a mí. Estuve yendo a sus sesiones día por medio y después todos los días prácticamente hasta el miércoles 18 de Junio. Desde el día 08 de Junio más menos, me dio un amuleto, el cual envuelto en un pañuelo yo debía engrosar con dinero, con lo que más pudiera y mantenerlo cerca de mí todos los días. El objeto de este amuleto era para neutralizar el «mal» que me habían hecho, mediante vudú. Y ¿por qué el dinero? Para compensar «simbólicamente» lo que la persona que me hizo el supuesto mal, pagó por él. Extinguiéndose el mal, también me ayudaría a recuperar a mi pareja. Por eso pensé que no había ningún riesgo en que efectivamente colocara todo el dinero que podía en aquel amuleto, llegando hasta hace cuatro días atrás a ponerle casi $8 millones [~US$14’500], aparte de los $500 mil que ya le había cancelado para que me extinguiese el mal y me recuperara a mi mujer.

El desenlace de todo esto fue el día de ayer [N.d.E: 19 de junio de 2014], en la supuesta ceremonia o sesión de cierre, donde me sacaría el mal completamente y en donde además sellaría la unión de pareja.

Leyó como siempre las cartas y me dijo: que las ánimas se habían manifestado mediante el naipe, y que siendo ellas las que tenían el poder de sacarme el mal, había que hacer lo que ellas decían: y lo que ellas decían era que debía entregarle todo el amuleto con los casi $8 millones a ella, para arrojarlos a un río o un caudal de agua sucia, para que el mal, una vez extinto, ¡no fuera a recaer en nadie más! Ante esta absurda situación me negué rotundamente y le pedí que terminara con su trabajo de limpieza y unión comprometidos por el pago de los $500 mil, diciéndome [ella] que si yo no le entregaba el amuleto con el dinero dentro de él, ¡ella no podía concluir nada de lo prometido!, acto seguido amenazándome con que me devolvería el mal extraído de mi cuerpo y ¡que me haría magia negra para que quedara maldito por el resto de mi vida!

Ante esto le solicité que como no se había concretado su servicio, debía devolverme el dinero o parte de él, negándose rotundamente, más aún, diciéndome que debía compensarla por todo el trabajo que había hecho y que tenía que revertir ahora, pidiéndome ¡más de $100 mil por ello! [~US$180 adicionales]. En ese instante, que fue recién ayer miércoles 18 a las 22 horas, comencé a temer por mi integridad, pues estaba dentro de su casa, donde había dos hombres gitanos dentro de ella. Aclaro que ella no es gitana, es chilena. Acto seguido, me entregó mi dinero del amuleto, lo conté y estaba todo, $7.820.000.- [~US$14’200], que es un dinero que [yo] tenía ahorrado para la casa propia. Salí de allí con miedo y frustración por el tremendo embuste en que caí, decepcionado de mí mismo y de esta persona por haberme dejado timar, y haber puesto todas mis esperanzas en ella y haber perdido valioso tiempo de mi vida.

Les quiero comentar además, que existen otras personas, clientes, que la visitan, y a todos los envuelve con magistral astucia, prometiéndoles lo uno y lo otro…; ellos también han pagado sumas grandes, pues la Sra. Lady Bina me mostró un cuaderno con los registros de pago. Tengo en mi poder, fotos de su casa, y del interior de su consulta, así como un video grabado, de dos que tenía y ella me pidió que borrara, donde muestro cómo hago el amuleto por instrucciones de ella. Además tengo registro de las llamadas de ella y de las hechas por mí.

No sé si concurrir a la fiscalía y denunciar a esta persona por estafa y/o publicidad engañosa, o incluso por apropiación indebida.

Deseo que no siga estafando a crédulos como yo, haciéndole daño a las personas. Espero puedan ayudarme y gracias por su página y leer mi correo.

Estefan

¿Qué podemos decirle a Estefan como AECH? Sabemos que hay casos en Chile donde una víctima de un caso similar al suyo denunció y/o demandó al charlatán de turno y ganó, pero fue por la vía policial/judicial, por ejemplo, el caso de una tarotista en la ciudad de Victoria en 2006, o el caso de un falso chamán en Los Andes en 2008, entre muchos otros. Cabe hacer notar que hablamos de «falso chamán» en honor al título periodístico, pero a la fecha ningún chamán jamás ha demostrado la veracidad de sus poderes a satisfacción de alguien imparcial en forma satisfactoria.
Ahora, los caminos judiciales suelen ser largos, lentos, costosos, y tal vez el mero pago de las costas del juicio puede salir más caro que lo que ya perdió, y no es claro que siempre se pueda recuperar (todo) el dinero. Dada la magnitud de los casos de los que hemos llegado a tener en conocimiento, entendiendo la miseria de tal conformidad, casi podríamos alegrarnos de que a Estefan le salió relativamente barato, pues no solo podría haber perdido todo ese dinero y mucho más, sino que podría haber terminado con graves consecuencias para su salud mental, física y relaciones sociales. Celebramos su oportuna valentía de erguir a su escéptico interior y negarse a seguir siendo engañado a pesar de las amenazas, reales y sobrenaturales, que le hicieron para, literalmente, robarle su dinero.
Personalmente, le recomendaría a Estefan tomar siempre precauciones contra amenazas y peligros físicos reales, pero que no se preocupe de supuestas amenazas sobrenaturales, que no revisten peligro alguno, salvo que su evocación por parte del charlatán se refiera simbólicamente a una amenaza de agresión física como ya mencionamos; que busque ayuda psicológica en profesionales de la salud mental acreditados y titulados, prefiriendo terapias cognitivo-conductuales y huyendo de psicoanalistas y consteladores familiares, así como consejería profesional de parejas para atacar la raíz de sus problemas familiares, etc. Es interesante considerar que con el dinero que le dio a Lady Bina, bien podría haber iniciado y costeado una parte de ese tipo de tratamientos, con resultados esperables concretos.
Ahora, si una persona así estafada prefiere no tomar el camino de una denuncia/demanda formal, una forma de salir del trance es aceptar la pérdida y asumir que ese dinero “perdido” es una lamentable e involuntaria inversión en aprender una gran lección: que no hay que confiar en quienes ofrecen procedimientos “sobrenaturales” ni en quienes sus métodos no están demostrados que realmente funcionen; ante la ausencia de evidencia, es sano también sospechar ausencia de escrúpulos. A futuro, el aprendizaje de herramientas de pensamiento crítico y el cultivo de una sana actitud escéptica, le permitá evitar confiar en personas que, esperablemente, puedan causarle más daño que bien.
Cada vez que alguien les diga que hay que dejar que las personas crean libremente en lo que quieran, sin advertirles o hacerles ver el peligro de algunas creencias, recuerden que hay muchos casos documentados donde todas y cada una de ese tipo de creencias no demostradas han causado un real daño a las personas, como se atestigua en el sitio “What’s the harm” (sitio en inglés: “¿Cuál es el daño?”, www.whatstheharm.net).
En última instancia, la máxima es Caveat Emptor. Y si bien la ley chilena del consumidor nos protege en diversas situaciones, el principal cuidado parte por tomar precauciones a la hora de adquirir o pagar por cualquier servicio. En especial si es “sobrenatural”, donde el producto y servicio no sólo es intangible sino que además es, hasta ahora, indemostrado e indemostrable.

Referencias: